sábado, 25 de febrero de 2023

LOS TEMPLARIOS


Desde que los primeros cristianos peregrinan a Tierra Santa, hasta llegar a las órdenes que se crean para protegerlos en su peregrinar, pasan siglos, pero la Orden del Temple que duró menos de doscientos años, ha influido en la cultura y pintura, incluso hoy ocupa un lugar relevante en revistas, libros, documentales, películas…

Tras la muerte de José (tío abuelo de Jesús), los judíos dejan de tener protección y se convierten en esclavos de los faraones en Egipto, donde permanecen unos 400 años, hasta que Moisés los conduce de regreso a Palestina (éxodo judío). En la travesía, tiene el sueño del monte Sinaí (tablas Diez Mandamientos), y construye una urna (Arca de la Alianza) para depositarlas, pero antes de llegar a Canaán, Moisés muere. Le sucede Josué quien libra guerras contra los pueblos de la región, que acaban con Saúl, primer rey judío. Con David Jerusalén se hace capital del reino (1000 a.C.), y su sueño de construir un templo para acoger el Arca, le cumple su hijo Salomón, rey de Israel, que construyó un inmenso templo cubierto de oro, en el monte Moriah (950 a.C.). Salomón al final de sus días, edificó altares a los dioses sidonios (Baal) y amonitas (Milcom y Moloc) para complacer a sus esposas. A su muerte entrega el reino a un siervo suyo, y el 930 a.C. Jerusalén se divide en Judea e Israel.

En el 586 a.C. Nabucodonosor arrasó y saqueó la ciudad, y se llevó cautivos a sus habitantes a Babilonia, pero al ser derrotado por el rey persa Ciro, los judíos regresan a Jerusalén y reconstruyen el Templo (530 a.C.). Jerusalén, por entonces, está dominada por los macabeos. Luego gobierna la dinastía asmonea con Hircano, que al ser depuesto asume el cargo Antipater, bajo la protección de J. César. En el 63 a.C. la conquista Pompeyo, y los judíos (fariseos y saduceos) se rebelan por la gran carga fiscal. El general Tito (hijo de Vespasiano) destruye el Templo, que luego reconstruyó Herodes.

El proceso de evangelización romano se inicia con Paulo de Tarso y Pedro, y en Hispania con san Pablo en el 62, pero hasta que Diocleciano aceptó la fe católica, las persecuciones cristianas duran hasta el 323 en que Constantino se convierte al catolicismo, va a Jerusalén y reconstruyó muchas iglesias, incluida la del Santo Sepulcro, y la ciudad de Bizancio (futura Constantinopla). San Agustín empieza predicando la legitimidad de la guerra santa. Al caer el I. R. de Occidente (476), las guerras bárbaras, culminan con la invasión de los hunos. El año 520, Bento (benedictino) funda el primer monasterio.

Reemplazando el dominio romano, aparece la estructura feudal (caballero-vasallo), y la población sin desarrollo, ni trabajo, ve en la vida monástica una salida. Con la conquista de Tierra Santa en 1095 surgen las peregrinaciones de los cristianos al Santo Sepulcro. Pero el viaje, plagado de peligros y sobresaltos en territorios cristianos, pese a las bulas papales que establecían inmunidad a los peregrinos mientras durase su periplo, era todavía más arriesgado en los países infieles, donde se exponían a ser asaltados por bandoleros que les robaban, asesinaban o vendían como esclavos, y a ser objetivo de beduinos, sarracenos, los temibles ashashins, e incluso de algunos cristianos que se quedan sin recursos para volver a Europa y se dan al bandolerismo. Por ello, y aunque los benedictinos ya poseían dos monasterios (Sª M.ª Latina y Sª M.ª Magdalena), mediante la bula de Pascual II, reconoce la orden del Hospital de san Juan Limosnero de Jerusalén.

Los templarios surgen al convocar el Papa la I cruzada para garantizar la seguridad de los peregrinos. En una maniobra más política que religiosa, por un lado auxilia al Imperio Bizantino que había solicitado apoyo por el asedio turco, y por otro pone fin a luchas internas y unen a los cristianos bajo una misma bandera (la Cruz), pero a pesar de la conquista de territorios palestinos y la fundación del reino de Jerusalén, la seguridad de los cristianos era precaria, por lo que el rey Balduino realiza un llamamiento a los cristianos de Oriente, petición que Balduino II reitera a los de Occidente.

El 1098 san Roberto de Molesmes funda el Císter, con un estricto voto de pobreza, y prohíbe cualquier estudio o lectura profanos. Sus reglas son escritas por san Esteban Harding (abad del Císter) en su “Carta de Caridad”, y el tratado “De laude novoe militae” de san Bernardo (abad de Claraval). Los cristianos sitian Antioquía, se establecen en Jerusalén (1099), y nombran a Balduino rey. Mientras Harding y Bernardo ven en esta conquista la posibilidad de sacar información sobre el gran Templo destruido en las guerras con los romanos, en el 70 d.C., pues los monjes sabían que el monasterio de Claraval fue construido en un terreno donado por H. de Champaña, y se van a la I cruzada a Jerusalén donde se establecen. Pero a pesar de que las tropas de Balduino estaban siempre en guerra por las precarias fronteras, en los primeros años no libraron batalla alguna, sino que se dedicaron a desescombrar túneles y sótanos del antiguo templo de Salomón.

Las Órdenes son organizaciones religioso-militares formadas por monjes que aúnan los ideales ascéticos (monjes) con los militares (caballeros). Todos los miembros de la Orden hacen tres votos (de obediencia al Gran Maestre (en adelante GM) y al Papa, de castidad y de pobreza). Se configura de forma piramidal, en la cúspide el GM, escogido por trece dignatarios, los que luchan (caballeros, sargentos y escuderos), los que rezan (capellanes), y los que trabajan (legos y granjeros); le sigue el senescal, prior, mariscal, comendador (tesorería e intendencia), los preceptores (por la división del orbe cristiano en prefecturas); luego los servidores (militares y oficiales); los freires (soldados-monjes); los artesanos y el personal de apoyo. El equipo de un templario incluía cuatro caballos (tesoro al que muy pocos podían acceder), uno para viajar, otro de carga, otro para su escudero, y un cuarto, el mejor, para la batalla. Los tres puntos fundamentales que los distinguieron de otras órdenes son: su organización militar, su organización económica, y su esoterismo.

Las cruzadas son expediciones dirigidas a conquistar y controlar los lugares sagrados. El objetivo de consolidar los logros recae en las órdenes militares de los Hospitalarios de san Juan de Jerusalén, los Hospitalarios del Temple, y la Teutónica, pero por el escaso interés de estas a los problemas de la Reconquista hispana, se crean las de Calatrava, Alcántara, Montesa y Santiago. Todas muy ligadas a la Iglesia, hasta el punto de que la orden cuyos estatutos no fuesen aprobados por ella no se reconocía como tal. En las cruzadas, la Orden ocupó un lugar esencial, desde el punto de vista militar y político, y todos los autores coinciden en que el factor religioso no basta para explicar este gran fenómeno. Sus causas deben buscarse en las cuestiones políticas, sociales, económicas y culturales de finales del s. XI. Las cruzadas oficiales fueron ocho, y teniendo en cuenta los tres objetivos que, en teoría, las alentaron (conquistar Jerusalén; salvar al Imperio Bizantino; y unir a la cristiandad contra el infiel), su balance final fue negativo. En la última muere Luis IX en Túnez, y tras la expulsión de los europeos de Tierra Santa, los templarios se trasladan a Chipre.

En el 1118, tras volver de Jerusalén, Hugo de Payns, G. de Saint-Omer, A. de Montbard (tío de san Bernardo), A. de Saint-Amand, P. de Montdidier, G. de Bisol, Gondemaro, H. Rigaud, y Rolando, bajo juramento perpetuo, y tras renunciar a sus posesiones y títulos, en presencia del patriarca latino (Garmond de Picquigny) y de Balduino II, crean el Temple, llamándose Pobres Caballeros de Cristo (al inicio viven de limosnas) para, proteger a los peregrinos, combatir al infiel, y defender los intereses (políticos, económicos y sociales) de la cristiandad, con misiones diplomáticas y secretas. Pero antes de ver al papa visitan al fraile inglés, E. Harding, mentor de B. de Claraval.

Balduino II, los instaló junto al antiguo Templo de Salomón. Después dispusieron de todo el complejo, y cambiaron su nombre por el de Caballeros Templarios, porque su cuartel general estaba en el “Templum Domini”. Edificado con las normas que Yahvé dio a Moisés. Dedicaron el edificio a Templo del Señor y se alojaron en la mezquita Al-Aqsa. Tras muchos y largos trámites, la Orden fue aprobada por Honorio II en 1129 (Concilio de Troyes). Tras su aprobación, experimentó un importante y progresivo aumento de bienes, pues la norma de 1039 les excluía de la jurisprudencia civil y eclesiástica, y solo el Papa tenía autoridad sobre ellos. Además de los testamentos que recibían, también están las grandes fortunas de los nobles e ilustres cruzados que entraban en la Orden, como Fulco III de Anjou y Hugo de Champaña, llegando sobre el 1220 a ser la fuerza económica más importante de Europa (primer sistema bancario), pues los ricos dejaban parte de sus riquezas en las seguras manos de la Orden, a cambio de unos honorarios. Un siglo después de su fundación poseía grandes territorios y riquezas, no solo en Tierra Santa, sino también en Francia, España, Portugal e Inglaterra, pues entre sus donados hay freires, caballeros, reyes, emperadores y papas. Esto trajo una creciente antipatía hacia la orden, ya que recibieron bulas papales, que les confería poder para subir los impuestos en las zonas que controlaban. Su fuerza creció con los castillos construidos en Tierra Santa, que servían de bases militares, y como capillas a las que los freires podían retirarse. El castillo de Rosslyn albergó un scriptorium medieval, donde se traducen y copian libros. Bajo su Capilla hay una cripta del panteón de la familia St. Clair.

Los donados son hombres que, se entregan en cuerpo y alma al Temple, con tres clases de daciones: 1ª. La simple (fin espiritual). 2ª. La remunerada o mercenaria. 3ª. La dación “ad hominem” o en servidumbre. Al conseguir un terreno de especial interés, la orden compra los terrenos circundantes, que luego cultiva, cobra derechos de paso, rentas del señorío territorial y banal, además no paga impuestos, ni diezmos, ni anatas. La primera encomienda fue del primer GM, quien donó sus posesiones de Payns. Las donaciones de Portugal, Castilla y León se deben al acoso sarraceno, y a que los templarios combaten con la espada (vedado por entonces a los católicos). La orden, que tenía ya dos prefecturas (Portugal-Castilla-León y Aragón-Cataluña-Provenza), se diversifica, y crean fortalezas paralelas a las ribas sarracenas.

En general, los reyes cristianos, y los cristianísimos (de Francia) acudían a la llamada del papa, pero los monarcas hispano-visigodos estaban exonerados, pues su labor prioritaria era erradicar al islam. En 1127, la reina Teresa de Portugal dona la encomienda de Fonte Arcada y el concejo de Peñafiel. La reina M.ª el castillo de Soure. En 1129 recibe, de Alfonso VII, Calatrava la Vieja y, en Francia, la iglesia de Saint Jean-Baptiste de Aviñón. En 1130 el conde de Barcelona, R. Berenguer III, hace una donación para entrar en la Orden, y en 1131 lega en testamento, además de sus inmuebles, su caballo, armaduras y armas (inherente al caballero cristiano). Alfonso I “el Batallador”, tras crear e 1122 la orden de los Caballeros de Belchite lega el reino de Aragón, herencia que la orden no acepta, pues median intereses con la Santa Sede, de la que Aragón es vasallo, y el testamento es anulado, a cambio de los castillos de Montgaudí, Chalamera, Remolins, Corbins y Monzón, y de un quinto de las tierras ganadas a los musulmanes. En 1132 el conde Armengol VI cede el castillo de Barbará. En 1137 Luis VII lega propiedades en París que acabarán convirtiéndose en el barrio del Temple, donde los caballeros dispondrán de la gran fortaleza en la que será encerrado J. de Molay. En 1169 pasan a poder del temple los castillos de Almourol. Ozereze y Cardiga. En 1177 el de Ponferrada. La orden compra terrenos al Hospital, y al Císter, los párrocos y terratenientes le ceden sus iglesias o terrenos para construir templos y poder ser enterrados en ellos. Edifican sus iglesias, oratorios y capillas con pautas arquitectónicas octogonales (iglesia de la Vera Cruz, Segovia), y fortalezas con triple fortificación. Se apoderan del castillo de Tomar, compran Chipre (1191), y les son cedidos Albentosa, y Monteada. En 1283, el rey Alfonso X de Castilla dona Fregenal y Jerez de los Caballeros.

 En 1232 Gregorio IX (a iniciativa de R. de Peñafort) con la bula “Declinante”, faculta al arzobispo de Tarragona para la búsqueda, captura y ajusticiamiento en la hoguera de herejes en su diócesis. En 1241 convoca un concilio para escarmentar a Federico II el “Anticristo” (rey por su matrimonio con Isabel, hija de Juan de Brienne), pero este hace cercar en altamar las naves que conducen a los purpurados a Roma. Celestino IV, Inocencio IV, y Clemente IV son los siguientes papas que se oponen a su poder, pero Federico II no deja de seguir su particular ideario, y cuando muere en su castillo de Florentino, sus restos son acompañados hasta Palermo por su guardia de sarracenos.

 El monarca más representativo del Temple en la Península fue Jaime I “el Conquistador”, rey de Aragón (1213-76), entregado a su custodia de niño, por orden de su madre. Mantuvo contactos con el Languedoc y la Provenza, e hizo rey de Mallorca a su hijo. En 1262 casó al infante Pedro, su primogénito, con Constanza Hohenstaufen, hija del rey Manfredo de Sicilia y nieta de Federico II (sus herederos recuperan en Sicilia los derechos dinásticos de los Hohenstaufen, desterrados por la Casa de Anjou y la voluntad del papa). En la Península el Temple, defiende fronteras, lucha contra los musulmanes, y conquistan Lérida, Tortosa, Valencia, Sevilla, y participan en la toma de Cuenca, y las Navas de Tolosa.  

El GM posee una autoridad ilimitada, solo debe obediencia al papa (bula de 1139). Los grandes maestres fueron 23 aunque hay autores que tienen dudas sobre el maestrazgo de Andrés de Montbard:

  1. 1118. Hugo de Payns.
  2. Roberto de Craon. En 1139 Inocencio II publica la bula “Omne datum optimum”, recordando que los quiere “Soldados de Dios”, renunciando a la violencia, y les concede el distintivo de la cruz roja del hábito. En 1145, con su III bula da cuerpo a la normativa de la Orden del Temple.
  3. Everardo de Barres, tras el desastre de la II Cruzada, regresa a Francia para acompañar al rey, luego vuelve a Palestina, donde permanece, hasta que se traslada a Claraval, donde profesa como cisterciense hasta su muerte.
  4. Bernardo de Trémelay. Tras sitiar la ciudad santa, su excesiva confianza y avaricia hace que cuarenta caballeros sean apresados y muertos junto a B. de Trémelay. Finalmente, la ciudad es tomada el 22 de agosto.
  5. Andrés de Montbard. Fue elegido con la oposición de otro candidato que tenía el apoyo de Luis VII de Francia.
  6. Bernardo de Blanquefort. En 1166 doce templarios son ajusticiados por entregar una fortaleza al islam.
  7. Felipe de Milly. Fue un partidario importante de la reina Melisenda de Jerusalén.
  8. Odón de Saint-Amand. Fue elegido por su oposición a Saladino.
  9. Arnau de Torroja. Siguió luchando contra Saladino. Murió en Verona.
  10. Gerardo de Ridefort, hecho prisionero por Saladino en el 1188.
  11. Roberto de Sable. En la III cruzada sitió la ciudad de Acre, que luego cayó.
  12. Gilberto Errall. Se produce la IV cruzada.
  13. Felipe de Plessis. Se dan los enfrentamientos más duros con los Hospitalarios de san Juan.
  14. Guillermo de Chartres, edificó el castillo de Château-Pélerin, que la orden abandonó a los musulmanes en 1291, tras la caída de Acre. Muere de peste en 1219.
  15. Pere de Montagut. Federico II Hohenstaufen consigue la entrega de Jerusalén y se hace coronar rey de Tierra Santa.
  16. Armando de Périgord, media en las disensiones entre hospitalarios y teutónicos. Murió en Gaza. En 1236 se rinde Córdoba al ejército castellano-aragonés. En 1241 Fernando III cede a los templarios la ciudad de Caravaca.
  17. Ricardo de Bares. La orden participa en el reino, ya que la Corona ha pasado a manos de los Hohenstaufen, que no residen en Tierra Santa y delegan en un representante imperial. Los cruzados asedian Montségur. En 1245 Federico II pierde la dignidad imperial por decisión del I Concilio de Lyon.
  18. Guillermo de Sonnac. Murió en el asalto a Mansurah.
  19. Rinaldo de Vichiers, se negó a dar el rescate para liberar a san Luis, rey de Francia, prisionero de los sarracenos en África. En el 1250 muere Federico II, y en 1254 Conrado IV, ambos emperadores de Occidente.
  20. Tomás de Bérard recrudece la pugna entre las órdenes del Temple y el Hospital. El papa Alejandro IV publica la bula “Quanto devotius divino”, que confirma la exención de impuestos al Temple. El 1266 y por decisión de Clemente IV, el reino de las Dos Sicilias pasa a Carlos de Anjou, hermano de Luis IX, rey de Francia.
  21. Guillermo de Beaujeu. En 1282 rebelión del reino de las Dos Sicilias contra los franceses que, tras la invasión de Carlos de Anjou, habían aniquilado a los últimos Staufen. Los caballeros se trasladan a Acre, quedando el sepulcro de Cristo, y el gran relicario con un fragmento de la Santa Cruz, en manos musulmanas.
  22. Teobaldo Gaudin. A finales del XII las intrigas y acusaciones entre templarios y hospitalarios son tan insostenibles para la iglesia, que papas como san Luis, o Nicolás IV, abogan por su fusión, pero J. de Molay, lo rechaza. En la batalla de Juan de Acre en 1291 pierden las últimas posesiones en Tierra Santa.
  23. J. de Molay es llamado a Francia desde Chipre, y sometido al escandaloso proceso de herejía que determinó la supresión de la Orden. El 13/10/1307, Felipe IV, ordenó detener a todos los templarios que estuviesen en territorio francés. En París se arresta a J. de Molay y 138 hermanos; se les interroga, en muchas ocasiones con tortura, y reconocen todos los crímenes que se les imputan. El consejo real de Felipe IV los condena a muerte.

La codicia de Felipe IV “el Hermoso”, la gran deuda que tenía con la Orden, o el despecho de no haber sido admitido en ella, presiona y convence a Clemente V, e inicia una campaña de desprestigio dirigida por G. de Nogaret, guardasellos del rey. Bonifacio VIII se negó a plegarse a los designios de Nogaret, y este, con engaños, el 7/9/1303 le hizo prisionero, pero un levantamiento popular le liberó y Nogaret huyó. Al morir Bonifacio VIII el 11/10/1303, fue nombrado Benedicto XI (su papado solo duró 259 días). Nogaret fue enviado con una embajada a Benedicto XI para exigir la absolución de los encausados en la lucha contra Bonifacio VIII, pero el papa no se reunió con él, exceptuándolo de la absolución general el 12/5/1304. El 7/6/1304 emite contra él la bula “Flagitiosum scelus” y le excomulgó. El rey Felipe IV nombra Cardenales de su confianza y logra que Bertrand de Got, pariente suyo, sea nombrado papa como Clemente V (1305-14), siendo el primer papa que traslada la sede a Aviñón. Con este aliado y sus actuaciones anteriores a los predecesores (se le achacaba la muerte de Bonifacio VIII) no lo dudó, y el 13/10/1307 sus comisarios, apresan a los templarios. La bula del 22/11/1307 “Pastoralis Praeminentiae” (ordena el arresto de los caballeros y la confiscación de sus bienes). El 12/8/1308 “Faciens misericordiam” (crea el procedimiento procesal), y con “Regnans in Coelis” (se debate sobre ellos).

Los funcionarios de Felipe IV reúnen testimonios y pruebas tan graves que nadie se opone, y en 1308 presentan los cargos en 127 artículos con todos sus crímenes: Practicar la idolatría, herejía, sodomía, magia, culto al diablo, homosexualidad, prácticas heréticas (baphomet); amenaza de muerte a quien revele cualquier secreto de la orden; traicionar a la cristiandad, con pactos en Palestina con el Sultán del Cairo, y los musulmanes; el juramento de sus miembros para defender y enriquecer a la Orden…

Al estar el GM y el del Hospital en Francia (1306), por el llamamiento de Clemente V, y ante la posibilidad de la derrota, autoriza, sin juicio, la hoguera para 54 templarios (12/5/1310), y otros son torturados. Los hermanos considerados inocentes en el Concilio de Vienne son admitidos en las Ordenes de Calatrava (feudo templario que conserva una cruz patriarcal, 1158); Montesa (creada para evitar que los bienes del Temple pasaran al Hospital); Alcántara, y Santiago. A pesar de suprimir la orden y ordenar su disolución, Clemente V nunca condenó a los templarios. En 2002, la investigadora Barbara Frale, descubrió el “Pergamino de Chinon”, fechado en agosto de 1308.

Con Jaime II de Aragón, y aunque en el juicio celebrado en Tarragona son absueltos, la orden desaparece y se incautan sus bienes. En el 1312, “Vox in excelso” (disuelve la Orden). El 2/5/1312 la “Ad Providam Christi Vicarii” (da las propiedades a los Caballeros Hospitalarios). El 6/5/1312 la “Considerantes Dudum” (define la suerte de los confesos y afines). En 1313 el papa designa una comisión pontificia de tres cardenales quienes emiten el veredicto de cadena perpetua sobre Molay, Charney, Peraus, y Gonneville, pero el 18/3/1314, estos templarios relapsos son acusados de retractación y quemados en la hoguera en el atrio de Notre-Dame. Sobre el cadalso, Molay proclamó “[…] Dios vengará nuestra muerte […]. Clemente, y tú Felipe, traidores a la palabra dada, ¡os emplazo a los dos ante el Tribunal de Dios!… A ti, Clemente, antes de cuarenta días, y a ti, Felipe, dentro de este año…. Estas palabras se cumplieron, Clemente muere 33 días después de infección intestinal, y el rey Felipe a los 9 meses (tras una caída de caballo en Fontainebleau), y en menos de dos años muchos de los ejecutores del proceso son asesinados, juzgados y condenados a la pena capital por delitos comunes o, muertos en extrañas circunstancias. En 1793, tras la ejecución del rey Luis VI en la guillotina un hombre subió al cadalso y gritó “Jacobo de Molay, estás vengado”.

ANALOGÍA

El término analogía proviene del griego “ana” (reiteración o comparación) y “logia” (razón).   La analogía por su etimología es la relació...