Es la capacidad de comunicar
nuestros sentimientos,
opiniones y necesidades, sin ofender.
Es la habilidad que nos permite,
expresar las emociones de manera libre y sosegada, defender nuestros derechos e
intereses de manera directa, precisa, sencilla, y en el momento adecuado, sin agredir,
ni dejarse
llevar por la ira, o el llanto.
Es saber pedir lo que se desea, negarse a
hacer lo que no se desea, y protestar cuando lo considera necesario de manera adecuada
y serena.
Expresa algo nuestro
de cara a los demás (inteligencia intrapersonal), mientras que la empatía es lo
contrario, nos ayuda a comprender a los otros (inteligencia interpersonal).
La autoestima es una forma
de aprecio para consigo mismo e implica cuidados hacia sí mismo. Las personas con
más autoestima desarrollan mayor grado de asertividad.
Tras nuestros actos hay una necesidad
no satisfecha. Si te centras en comprender tus necesidades y las de
los demás, y no en ganar las discusiones, tus relaciones sociales serán mucho
mejores, pues la asertividad nos facilita en equilibrio entre la agresividad y
la pasividad.
Técnicas asertivas
para manejar las conductas ajenas
Unas técnicas
serán para reducir la ansiedad (relajación: Técnica progresiva de Jacobson, o Entrenamiento
autógeno de Schultz) y la respiración, y otras para la discusión, usando los estilos, tipos o técnicas comunicativos:
agresivo, pasivo, manipulativo y asertivo.
El fin de la comunicación asertiva es la
empatía, por ello se debe hacer de la asertividad, un modo de vida, paso a paso, y con mucha práctica. Comienza
con situaciones de bajo riesgo, para ir
cogiendo práctica y confianza. La prisa sólo conduce a practicar situaciones difíciles antes de estar bien
preparado. Habrá ocasiones en las que no tendrás éxito, pero vuelve
a intentarlo con más ganas, ya que, como cualquier otra conducta, es algo que se
aprende con la práctica. Establece un programa
de entrenamiento con pasos como:
- Observa las conductas de otros, especialmente
de quienes logran su meta. ¿Cómo lo hacen? ¿Qué dicen y de qué manera? Es más importante
cómo decimos las cosas que las cosas en sí.
- Comienza por situaciones sencillas, con
personas que te den confianza y se presten al ejercicio.
- Ensaya y practica las conductas con la
persona con quien nos resulta difícil mostrarnos asertivos.
- Coge una única técnica y pruébala con esa persona y en la
situación que sabes que seguro vas a poder aplicar. Escribe cómo fue la situación
y qué sentiste física, y emocionalmente. Si no obtuviste lo que querías analiza qué ocurrió y piensa qué
necesitas para realizarlo. Si salió como esperabas aplícala en otra situación o
coge otra técnica y otra persona.
- Evita las
personas tóxicas. Si estás obligado a comunicarte con ellos, no expongas tus sentimientos
y opiniones.
Hay estrategias de defensa: Disco rayado. Recorte. Aserción negativa.
Ignorar selectivamente. Separar los temas. Ofrecer disculpas. Preguntas. Desarmar
la ira. Banco de niebla. Interrogación negativa.
Y estrategias de ataque: Reforzamiento tipo sándwich. Repetición. Inversión.
Aserción negativa de ataque.
Disco rayado. Consiste
en repetir la misma frase una y otra vez de forma paciente y tranquila, sin entrar
en justificaciones, argumentos ni excusas. El objetivo es ser persistente en lo que queremos,
o no queremos. La frase no debe ser larga y, diga lo que diga el interlocutor, no
dejamos de repetirla. El tono verbal será serio y sin variación de volumen y entonación
(para que no se nos confunda con un tono de sorna o sarcasmo). Es muy útil ante una persona insistente,
y cuando
queremos rechazar algo.
Ejemplos:
¿Vamos a tomar algo después
del trabajo? -No puedo. Hoy estoy muy cansado. Venga, que hace ya un mes que no
salimos. -No puedo. Hoy estoy muy cansado. De verdad, no sé por qué a veces eres
tan aburrido. -No puedo. Hoy estoy muy cansado. El único día que puedo salir en
mucho tiempo y me lo chafas. -No puedo, en serio. Hoy me encuentro muy cansado.
Bueno. Hablamos.
Buenos días, estamos ofreciendo la nueva tarifa
que aglutina móvil, fijo y fibra. -No, gracias, no estoy interesado. Con esta oferta
se ahorrará 50 € al mes y según vemos… -No estoy interesado, muchas gracias. Si
tuviera cinco minutos le explicaría como podrá ahorrarse al mes… -Muchas gracias,
pero no estoy interesado. Bueno, muchas gracias por su tiempo.
Recorte. Consiste en proporcionar una cantidad mínima de información para
obligar al otro a expresarse abiertamente cuando sentimos que quiere transmitirnos
algo de forma indirecta. Se utiliza cuando somos atacados y no estamos seguros de
haber cometido un error. Contestamos si, o no, esperando que la otra persona aclare
el asunto, para luego comunicarnos de forma más natural. La jefa nos dice: las muestras del laboratorio
que te pedí aún no están preparadas, a lo que respondemos: sí, es cierto; y esperamos
a que la otra persona nos defina la cuestión antes de responder y arriesgarnos a
meter la pata.
Aserción negativa. Se trata
de responder de manera irónica o positiva a una provocación o crítica hostil. Consiste
en reconocer un error propio (aserción negativa) y asumir los problemas, ante quien
nos critica de modo insistente, sin excusarnos por tener esos defectos. Así, dejamos
sin argumentos al interlocutor, mostrando una mayor seguridad y conocimiento de
uno mismo. Has llegado tarde, -Es cierto, lo siento.
Nunca se puede confiar en ti cuando hay un problema. -Es
cierto a veces soy un poco despistado o no sé bien cómo hacer las cosas. (Aunque
cometas errores, no puedes estar siempre disculpándote por todo).
Ignorar selectivamente. Consiste en atender o no atender, de
forma selectiva, a aspectos del contenido del habla del otro que puedan representar
tanto temas de interés como manifestaciones ofensivas o injustas. Así, lo que hacemos
es extinguir algunas respuestas que no nos interesan y reforzamos las que puedan
ser constructivas. La dificultad de la técnica está en realizar una adecuada discriminación
de los aspectos a ignorar del discurso del otro. Nuestra pareja nos dice: no recoges tus
cosas, no estás pendiente de mí, a ver cuándo me sacas a cenar. Respondemos atendiendo
selectivamente al aspecto constructivo: este viernes voy a reservar un restaurante
japonés en el centro.
Separar los temas. Si el otro introduce varios temas entremezclados,
nos conviene separarlos y abordarlos de forma diferenciada, para no generar confusión,
ansiedad o culpa. Organizamos los temas por su importancia y emplazamos para más
tarde los aspectos menos relevantes. Nuestro padre nos dice: nunca haces la cama, te vas sin despedirte
y haces sentir muy mal a tu hermana. Respondemos centrándonos en primer lugar en
el malestar que le provocamos inconscientemente a nuestra hermana: ¿qué puedo hacer
para que no se sienta así? y después procedemos a tratar los otros temas: respecto
a hacer la cama, me comprometo a dejarla hecha todos los días antes de ir al instituto
y si no me doy cuenta de despedirme es porque salgo escuchando música, pero prometo
fijarme más a partir de ahora.
Pregunta asertiva. Con esta técnica pretendemos ayudar a que
el otro se dé cuenta de una reacción impulsiva, no pensada, sobre todo cuando el
interlocutor ha sido agresivo de forma no verbal. Cuando una
persona te lanza críticas bien intencionadas, podrás crearle confusión, y darte
ventaja, si le das la razón y le preguntas cómo lo haría él si estuviera en tu lugar.
Preguntar de
forma directa los detalles que han dado lugar a la crítica o al ataque contra mí,
para que nos clarifique lo que hemos hecho mal y cómo
podemos hacerlo bien. Entiendo que no te guste el modo en que actué la otra noche.
¿Qué fue lo que te molestó? ¿Qué hay en mi forma de hablar que te desagrada? ¿Cómo quieres que cambie para que esto no vuelva a ocurrir? No dar nada
por sentado, preguntar al otro lo que piensa, lo que siente y lo que quiere. El dependiente de una tienda pone mala cara al
ver entrar a un cliente, le atiende entre murmullos desagradables y mira continuamente
su reloj, le preguntamos: ¿tiene prisa? o ¿le ha parecido mal algo de lo que he
hecho?
Aplazamiento asertivo, o ignorar.
Desarmar la ira. Esta técnica se utiliza
para frenar una escalada en el conflicto. En el momento de la discusión,
si no cuentas con la suficiente información para afrontarla, mediante el aplazamiento
asertivo, y sin pedir perdón pues no sabes si es tu culpa, la pospones, ganando
tiempo y evitando renunciar a tu opinión o derecho, pidiendo al otro discutir en otro momento o ambiente. Se usa cuando el interlocutor está mal,
nervioso, alterado, enfadado, etc. Es conveniente expresar de forma abierta y con un tono de voz moderado,
que se aplaza la
discusión hasta que este se haya calmado. Con esto conseguimos que el otro se enfríe emocionalmente, que pueda
pensar mejor y además vamos a tener mayor probabilidad de resolver con éxito el
tema en cuestión. Una de las
técnicas asertivas que mejor funcionan es desarmar al otro con un reconocimiento
de su labor, de su persona o su tarea, para después pasar
a expresar lo que necesitamos. Veo que estás muy enfadado, así que mejor lo hablamos en
otro momento. Es un tema muy interesante, pero lo discutiremos, no quiero
hablar de eso ahora, porque estoy mal. ¿Cómo no has sido capaz de solucionar
esto? Mira, había más personas responsables de esa tarea. ¿Podemos aplazar esta
conversación para analizar qué es lo que ha pasado? (Si contestas: No lo tengo muy
claro. Intentaré arreglarlo lo antes posible. Lo siento). Si no tienes clara la
causa de un problema y te pilla desprevenido, pide un tiempo muerto. Analiza la
situación y reflexiona antes que pedir perdón. Así mientras puedes encontrar una
razón para el problema antes de tener que reaccionar sobre algo de lo que no estás
seguro.
Banco de niebla. Consiste
en esquivar con tranquilidad, que puede tener parte de razón en las críticas que
recibimos, o simplemente no negar ni confrontar una crítica, para cerrar parte de
la discusión, pero sin renunciar a nuestra postura. Usándola, ignoramos los puntos que
pueden llevarnos a responderle de forma agresiva, y al aceptar que existen aspectos
en su crítica con las que estamos de acuerdo, llegamos a un punto medio, pero sin
transmitir que estamos de acuerdo con toda su crítica. Es eficaz cuando nos critican, y útil
para no entrar en discusión sobre quien tiene o no la última palabra (nos hacemos
el sordo), para
cuando te quieren vender algo, o cuando nos mienten para conseguir algo. Has ganado mucho peso. Quizás tengo que empezar a cuidarme. Nuestra pareja nos critica. Nunca haces nada en casa, eres un vago,
a lo que respondemos: es verdad, a veces me comporto como un vago, en vez de contestarle
con una defensa (yo traigo el dinero a casa), que lo único que conseguiríamos sería
echar más leña al fuego y avivar el conflicto. Al dar la razón al otro, podemos hacerlo
con diferentes respuestas:
- La verdad de la crítica: nunca vienes
a casa a comer, dejas de lado a tu madre; responder, tienes razón
ya no como en casa, pero mi nueva situación familiar no me lo permite.
- La posibilidad de lo que dicen: menudo inútil,
pero ¿cómo has hecho esto tan mal? responder es verdad, a
veces podría hacer las cosas de forma más eficaz.
- La declaración lógica que nos
lanzan:
si no pides perdón a tu padre no querrá saber nada de ti; responder puede que tengas
razón y no quiera volver a verme, pero todavía no estoy listo para hablar con él.
Pedro, ¿me dejas tu coche para un viaje?
Prefiero no hacerlo tío. Pero bueno, no me puedo creer que seas tan egoísta, si
yo te lo dejé la última vez. Tienes razón, me lo dejaste la última vez y puede que
sea egoísta, pero prefiero no dejártelo.
Interrogación negativa. Consiste
en pedir aclaraciones al interlocutor que nos ataca, si sentimos que la crítica
no tiene fundamento. Para que el otro se muestre menos manipulador
conmigo le invitamos a que formule las críticas que pueda albergar, así obtenemos
más información y podemos saber si son críticas sinceras o manipulativas. Siempre soy yo el que lo tiene
que hacer todo. Perdona. ¿Me puedes explicar eso de que siempre lo haces todo? (no
debe haber silencio, pues es mejor tratar de solucionarlo que evitar la conversación).
Así el interlocutor expondrá sus ideas y opiniones de forma clara. Dejándolo hablar
sin interrupciones, podrás valorar si su queja está justificada o no. Un amigo nos dice: los viernes siempre vas a cenar
a un restaurante con tu novia. Le preguntamos ¿qué tiene de malo que vaya a cenar
con Isa? Así, nuestro amigo nos puede decir: me gustaría salir algún día de fiesta
contigo, como hacíamos antes (y conocer el trasfondo de su crítica inicial). Si
le hubiésemos contestado defendiéndonos: pues a ti no hay quien te vea los sábados
de partido, nuestra comunicación escalaría en hostilidad y no nos llevaría a ningún
punto constructivo. ¿Qué es lo que no te gusta de mi forma de hablar?,
¿qué quieres decir con eso?, ¿a qué te refieres concretamente?
Reforzamiento tipo sándwich. Este implica presentar una idea positiva
antes y/o después de una negativa. Así se expresa un desacuerdo o petición de cambio
de conducta de forma muy sutil y educada. ¿Te gusta como he preparado la carne? Si no estamos
muy convencidos: está muy sabrosa (positivo), le pondría un poco menos de pimienta
la próxima vez (negativo), pero está en su punto (positivo).
Repetición. Cuando pensamos que no estamos siendo debidamente
escuchados, le pedimos al otro que repita lo que le estábamos diciendo. De esta
forma aumentamos la probabilidad de que nos escuche ¿Qué opinas de lo que estoy contando?
Inversión. Cuando le pedimos algo a nuestro interlocutor
y este responde con rodeos y sin claridad, le pedimos que conteste “sí” o “no”.
Así conseguimos, no sólo que el otro se moje, sino que también aumentamos la probabilidad
de que en las próximas ocasiones nos conteste “sí”, ya que las personas recordamos
mejor nuestras contestaciones negativas directas que las indirectas y tratamos de
ser justos con el que tenemos enfrente, equilibrando las contestaciones positivas
con las negativas. Preguntamos a un amigo
¿te apetece venir a tomar algo? Contesta: pues no se la verdad, por un lado, me
apetece, pero no sé, tengo que ir a…, procedemos a la inversión: dime si o no.
Aserción negativa de ataque. Esta responde a una estrategia comunicativa
muy utilizada al revelar el temor de que algo que vamos a decir puede molestar o
irritar al otro. Por tanto, consiste en anticiparnos a cómo puede reaccionar nuestro
interlocutor utilizando una frase amortiguadora. Un amigo nos pide dar un paseo en nuestra moto
nueva y le decimos: no pienses que no me fío de ti, pero no le dejo mi moto a nadie.
Acuerdo parcial. Cuando nos
ponemos en el lugar del otro, tratando de entender sus opiniones, emociones y problemas,
sin abandonar las nuestras, procurando encontrar un punto intermedio y bueno
para ambos. Escucha a la otra persona, analiza si tú también has cometido algún
error. ¡Es que yo ya he trabajado en
ello muchas horas y me estoy empezando a cansar! -Es cierto que has trabajado
mucho en la tarea. Ambos lo hemos hecho. Y como es responsabilidad de ambos, vamos
a llegar a un punto intermedio y lo acabamos juntos. (si contestas: ¿Y yo qué? Yo
también he trabajado mucho en esto y una vez esté listo, tengo más cosas que hacer
que tú. La técnica del “y yo/tú más” nos lleva a una conversación dirigida por el
ego de cada persona, en la que cada uno intentará quedar por encima del otro, llegando
incluso a degradar el tono de la conversación).
Acuerdo asertivo. Admitir que he cometido un error, pero separándolo del
hecho de ser buena o mala persona. Es útil cuando la persona tiene razón al estar
enojado, pero no estamos de acuerdo con la forma de decírnoslo. Te he estado esperando. -Sí, me olvidé de la cita que teníamos
para comer, en general suelo ser más responsable. Aunque hoy haya llegado tarde, no quiere decir que sea impuntual.
Autorrevelación. Exponer en primera persona cómo
uno se siente o piensa. Consiste en
compartir con el interlocutor aspectos que te hacen ser persona y no conocerá si
tu no se los muestras (hechos objetivos, opiniones, valoraciones personales y emociones
o sentimientos íntimos). ¿Cómo puedes comer eso? -Porque me gusta. Favorece la revelación de los aspectos positivos y negativos
de uno mismo para estimular la comunicación con los otros y reducir la manipulación.
Claudicación simulada. Aparenta ceder terreno, dando parte
de la razón al otro, pero sin cederlo realmente. Hay que mostrarse de acuerdo con
el argumento de la otra persona, pero sin consentir cambiar de postura. Es posible que tengas razón, podría ser
más generoso, quizá no debiera ser tan duro, pero…
Quebrantamiento del proceso. Si la conversación empieza a ir por derroteros
que pueden llevar a la agresividad o la descalificación, es el momento de utilizar
esta técnica, para romper con la espiral de agresividad que genera el interlocutor.
Contesta a la provocación con monosílabos, sí; no; quizá.
Procesamiento del cambio. Consiste en desviar el foco de atención.
Desplaza el tema para ver qué es lo que ocurre realmente entre ambos.
Técnica de la “ABC + Z”. Consiste en expresar de manera asertiva,
que es lo que sentimos ante la actuación del otro, y no limitarnos sólo a una crítica
destructiva. Para convertirla en constructiva, explicamos como nos hace sentir su
comportamiento y además nos comprometemos a mejorar el nuestro, intentando que no
pase en el futuro. “Si haces o dices A, me siento B, y me hubiese gustado que hicieses
C. Además, podemos incorporar a la ecuación la Z, por mi parte me comprometo a…”
- A “Cuando haces o dices…” Al exponer lo que te
ha molestado habla del comportamiento y no de la persona. No utilices palabras como
“nunca” o “siempre” y juzga la conducta objetiva.
- B” Me siento…” Hazlo sin dramatizar, y deja que
la persona te explique cómo se ha sentido ella ante esa misma conducta, sin
hacer juicios de valor.
- C “Me hubiese gustado que…” Habitualmente nos centramos
en A y B, no dando la oportunidad al interlocutor de saber qué es lo que nos hubiese
gustado. Nos centramos en la crítica, provocando que la misma situación se repita
en el futuro. Si proponemos una alternativa de cambio, nos acercaremos más a la
solución del problema.
- Z “Por mi parte me comprometo a…” El gran olvidado
en las confrontaciones. Puede parecer que cedemos al comprometernos a Z, pero los
primeros beneficiados somos nosotros. Es un ejercicio de autocrítica, y si lo conseguimos,
adquirimos responsabilidad ante la situación y aprendemos a poner un poquito más
de nuestra parte.
PARA SER ASERTIVO
⭢Crea un entorno favorable. Al hablar con alguien
haz un esquema de la situación, elige el lugar y momento adecuados, en el que no
os interrumpan y estéis cómodos. Luego le miro a la cara, gesto relajado, voz audible, ritmo adecuado, naturalidad, y le digo algo
concreto y particular. Es normal sentir un grado inicial de ansiedad. Si es la persona la que
está mal,
decido hablarlo en otro momento más adecuado para ella, pero si soy yo el que no
se encuentra bien, quizás necesite respirar profundamente, o hablar antes con otra
persona, o tomar un poco el aire, o esperar uno o dos días.
⭢Reemplaza los pensamientos negativos
por positivos al hacer valer tus derechos. No puedes cambiar tus emociones,
pero sí la forma en que las interpretas. Evita pensar cosas como “Soy un mal amigo
por no dejarle dinero a mi colega” y cámbialo por una visión más positiva y personal
“Merezco que me respeten y no puedo dejar dinero a quien nunca me lo ha devuelto”.
⭢Defiende tu verdad. Aunque sea desagradable hay que decirla, y a menudo la más
dura es la más valiosa. La verdad que nunca te podrá ser negada
es cómo te sientes. Nadie podrá discutir si estás contento, triste o enfadado, porque
son tus sentimientos (lo único real e indiscutible). Imagina que has quedado para una primera cita. Esperas 10, 20 y 40 minutos
hasta que decides llamar, pero el móvil está desconectado. ¿Qué piensas? Que te
ha plantado, sobre todo si te ha ocurrido antes. Pero y si de camino se le ha estropeado
el móvil, o se ha equivocado de calle.
⭢Haz una petición, activa, concreta,
objetiva y sin juzgar. Identifica y expresa tus sentimientos usando el yo en
lugar de tú. La gente no es adivina, ni sabe lo que te molesta o esperas de ellos.
Ve al grano, pues cuanto más claro tengas lo que quieres, más probable
será que lo consigas. Una vez tengas un objetivo, no te apartes de él.
Tu objetivo es ése, y no ganar la discusión. Identifica y expresa con detalle tu
necesidad para que el otro pueda decidir si quiere ayudarte. Al juzgar lo ocurrido,
evita palabras críticas (siempre, nunca, todo y nada), así lograrás que la gente no se sienta agredida ni juzgada antes de empezar
a tratar el problema.
Usa
frases como: Quiero/no quiero que... Me gustaría que... ¿Te importaría... No me
gustó que hicieras eso/me gustó que hicieras eso. Tengo una opinión diferente, creo
que... Estoy de acuerdo en esto…, pero no estoy de acuerdo con esto... Es importante
expresar lo que quieres como lo que no quieres. Otra de las ventajas del mensaje “Yo” es que es muy difícil de discutir porque
expresa lo que sientes (emoción o sensación), crees y opinas, y hace que el
otro se muestre más receptivo a tus peticiones. Usa
el yo me siento…, evitando el tú me haces
sentir,
y menos uniéndolo con las palabras críticas pues adoptará una actitud defensiva
que impedirá que escuche, y generará una excusa, distancia o enfado por su parte.
Tus sentimientos son la única realidad que no admite discusión,
y aunque sean negativos, es una de las formas más eficaces de generar empatía. Me siento solo (es una experiencia emocional tuya), pero siento que no me quieres (es una interpretación de los sentimientos del otro, y puede ser errónea).
Usa
frases que empiecen por yo, como: "yo no estoy de acuerdo contigo, en vez de
decir: "Tú te equivocas", o "(A mí) me gustaría que ordenaras esto",
en vez de "(Tú) deberías ordenar esto". Sugerir que alguien está equivocado
o es desordenado, vago, etc., y debería cambiar, crea resentimiento. Me siento muy desilusionada cada vez que me prometes algo y lo incumples de nuevo, es mucho mejor que ¡Nunca cumples tus promesas!
⭢Añade motivos a lo que pides. Una petición no la hagas a cambio de otra cosa, o como exigencia. Dar motivos
es una excelente forma de reducir las probabilidades de que te rechacen porque tu
interlocutor verá que hay una razón real que sustenta tu petición,
y no un capricho. Siempre que proporciones motivos concretos, tanto al pedir algo
como al negarte, conseguirás que tu mensaje sea más convincente y menos agresivo.
Es bueno
ofrecer alternativas y expresar cómo nos harían sentir, para tener más posibilidades
de que acepte cambiar su actitud. Es importante realizar tus peticiones
en forma de pregunta (preguntar es mejor que pedir). Si topas con un no, deberás continuar dialogando para encontrar nuevas
posibilidades que permitan satisfacer las necesidades de ambos. Me gustaría/te propongo que la
próxima vez en lugar de hacer lo que has hecho, hicieras lo que te comento. Así
yo me sentiré más tranquilo, contento, escuchado y, al fin y al cabo, más feliz. ¿Me estoy explicando
bien? ¿Qué opinas tú de esto? ¿Qué quieres hacer tú? Esto ayuda a corregir cualquier
malentendido que pueda haber y ayuda a los demás a entender que tú estás expresando
una opinión o un sentimiento, en vez de hacer una exigencia o dar una orden.
⭢Reduce tu ansiedad con el lenguaje
corporal. Ten en cuenta que al comunicarte con los demás no solo lo haces con la
palabra (enlace comunicación no verbal), sino también con tus gestos, miradas, postura… No te encojas ni empequeñezcas tu postura, mantén una postura corporal firme, espalda erecta, cuello erguido sin mostrar debilidad a tu interlocutor ni a ti mismo. La llamada “postura de poder”, es la que hace tu
cuerpo tan grande como sea posible, como la posición que adoptan los deportistas
cuando ganan una competición, o las personas cuando están orgullosas. Haz que el
lenguaje verbal y el corporal estén en consonancia.
⭢Encuentra tu necesidad real no satisfecha.
Debes de tener claro que tus sentimientos los crean tus necesidades (te sientes bien si tus necesidades están satisfechas, y mal si no lo están).
El camino a la acción es el proceso mental a través del cual, recibes una información, la mezclas con tus conocimientos y necesidades para transformarla en pensamientos, que te causan sentimientos
y la forma de actuar. Todos compartimos las mismas
necesidades: seguridad, identidad, aprecio, vitales (comer, dormir), libertad, comprensión
y diversión. Todos necesitamos sentirnos apreciados, seguros o comprendidos. Cuando
no entiendas los motivos de alguien para hacer o decir algo, para enfadarse o deprimirse,
pregúntale qué necesita. Mostrar tus necesidades te ayuda a empatizar con los demás
porque hablas en un lenguaje universal, y eso provoca que también sientan la necesidad
de abrirse. Las necesidades son el motor del comportamiento, y las críticas que
la gente emite son el reflejo de que no las ha satisfecho. Si alguien te dice “Es que nunca me escuchas” lo que comunica
realmente es que su necesidad de comprensión no está cubierta. Si tu pareja te recrimina
que, te importa más tu trabajo que ella, lo que en realidad te está diciendo es
que necesita más afecto.
Algunos comportamientos no asertivos son:
- Los demás con frecuencia
logran que hagas lo que ellos desean o que pienses como ellos.
- Te resulta difícil
expresar tus sentimientos positivos y negativos abiertamente.
- A menudo pierdes el
control y te enfadas con otros de manera injustificada.
Algunos ejemplos de comunicación asertiva:
- Has trabajado mucho para terminar este proyecto (conducta) y estoy muy orgulloso
de ti (cómo te sientes). Seguro que tendrás éxito en tu negocio (consecuencias).
- A menudo entregas tus proyectos tarde (conducta) lo que me molesta bastante
(cómo te sientes) porque parece que el departamento está desorganizado (consecuencias).
Quiero pedirte que a partir de ahora seas puntual en la entrega (solución).
- Cada vez que me dices lo que debo hacer (conducta) me siento amenazado (cómo
te sientes) porque gritas mucho y me señalas (más detalles), y me gustaría que dejaras
de hacerlo de esa manera (solución).
- Si quiero que mi jefe me suba el sueldo,
el objetivo es salir de la reunión con la confirmación. Existe un coste emocional,
no quiero que la discusión que tengamos influya para más tarde. Siendo consciente
de estos puntos prepararé la discusión para saber cómo decir las cosas porque he
decidido que lo que más me importa es el objetivo, me da igual si me quedo tocado
un par de días y de si luego mi jefe me lo pagará cuando trabaje con él, pero priorizo
el objetivo.
- Estoy preocupado porque últimamente noto
a mi pareja rara. Mi objetivo es hablar con ella, preguntarle si le ocurre algo
y transmitirle mi preocupación. Es una situación conflictiva porque mi pareja se
mosquea cuando le hago este tipo de preguntas. Evalúo el coste emocional y pienso
que si no se lo digo voy a estar preocupado toda la semana, y si lo hablo me quitaré
un peso de encima y estaré más tranquilo, seguro y confiado. Pensando en la relación
si tenemos esta charla acabaremos discutiendo y seguramente no me hable en lo que
queda de día y se enfade. Evaluando los tres puntos decido priorizar el coste emocional que tendré si no
lo hago (y por tanto lo hago) y aunque pueda enfadarse, hablaré con ella.
- Entiendo que puedas haberte olvidado de invitarme a cenar. Pero siento la
necesidad de hacerte saber que, cuando tú te olvidas, yo me siento excluido y triste.
Esto es asertivo porque me hago responsable de mis emociones, no es que él me hace
sentir excluido, sino que yo me siento excluido con sus acciones.
- Disculpa Juan, veo que no te gusto el comentario de Ana cuando comentó acerca
de cómo encarar este trabajo. ¿Tienes una idea diferente? ¿No estás de acuerdo con
su punto de vista? Está hablando de forma directa y poniendo en palabra la emoción
de la otra persona, además le da la palabra y lo invita a participar en el dialogo.
- Perdón Pablo, estoy haciendo un esfuerzo, pero no estoy entendiendo del
todo lo que me estas explicando, ¿podrás explicarlo de otra manera o dando ejemplos?
Primero pido disculpas, luego le comento que estoy prestando atención y me interesa
lo que tiene para decir y por último realizo el pedido de que me lo explique. Es
importante que el pedido (yo ya escuché y no lo entendí) es que lo explique de otra
manera para que pueda comprenderlo.
- ¿Me explico de forma correcta? Es una frase a utilizar para reemplazar al
¿me entiendes? Es más asertiva ya que la responsabilidad la asume el orador y no
el destinatario.
- Quieres pedirle a un compañero de trabajo que deje de presentar los proyectos
en equipo como si él fuera el único responsable. En lugar de explotar, uso un
esquema asertivo y di: Las dos últimas veces que has presentado el proyecto no has
mencionado mis aportaciones (observación) y eso me desconcierta (sentimiento)
porque me gustaría que se reconociera mi trabajo (necesidad). ¿Te
importaría mencionar de qué forma yo también he colaborado la próxima vez que lo
presentes? (petición)
- Si tu pareja se pasa varias horas al día viendo la tv. y lleváis meses sin
hacer algo juntos. Utiliza la forma asertiva y di: Llevamos meses sin salir a hacer
algo juntos (observación) y eso me entristece (sentimiento)
porque me gustaría sentir que me quieres (necesidad). ¿Podemos salir este sábado
a cenar a nuestro restaurante favorito? (petición)
- Trátame con respeto es mejor (que
no me grites) porque expresa lo que sí quieres, pero es demasiado vago y no concreta.
En cambio ¿Te importaría dejarme terminar de hablar y bajar la voz conmigo?
sí que expresa lo que quieres.
- No me gusta que llegues tarde, no es ni
concreto ni comunica la acción que esperas de alguien. Me gustaría
que fueras puntual, expresa tu deseo, pero tampoco lo especifica. Pero
¿Cómo crees que puedo conseguir qué llegues 5 minutos antes a las reuniones?
sí que informa de lo que esperas en esa persona.