martes, 31 de enero de 2023

¿TEORÍA?


El ser humano, por su capacidad de ampliar el conocimiento constantemente, necesita conocer todo lo que está a su alrededor. Para lo que precisa de una realidad objetiva, y diferentes puntos de vista, con métodos como la experimentación, el razonamiento y la observación (en ocasiones esta antecede a la idea o a la teoría).

El término teoría proviene del griego y significa observar, contemplar, o estudiar un pensamiento sin estar comprobado en la práctica. Con la evolución comenzó a aplicarse a la capacidad para comprender la realidad, y pasó a designar el conjunto de ideas de un determinado tema, que busca transmitir una visión general de algunos aspectos de la realidad.

La palabra idea deriva del griego δέα” (forma o aspecto) y “eidos” (yo vi), y es un funcionamiento mental que aparece tras el razonamiento o imaginación que hay en la mente de cada uno. Si una idea explica todos los hechos, o la evidencia, que hemos descubierto, también la llamamos teoría. Hay dos vertientes, que desarrollan ideas y se convierten en teorías:

  • La suposición es una conjetura, pero si está respaldada y observada, se convierte, automáticamente, en teoría o, en su defecto, en una hipótesis. Las hipótesis se apoyan en múltiples observaciones.
  • Los teoremas son proposiciones de sucesos matemáticos que siguen a un grupo de axiomas con criterios lógicos.

La teoría es un patrón de sucesos físicos que no puede probarse con axiomas básicos. Se diferencia totalmente de las leyes físicas, pues esta es una proposición sobre algo observado con anterioridad, mientras que las teorías son modelos de realidades.

Una teoría está formada por el conjunto de conceptos, proposiciones y definiciones relacionadas entre sí, con el objetivo de explicar o predecir un determinado fenómeno.

Es un postulado mediante el que se explica el funcionamiento de una fenomenología, en cualquier área del conocimiento.

Es el conocimiento especulativo, hipotético, probable, e independiente de toda aplicación, sobre el que no se ha arrojado la suficiente luz como para erigirlo como verdad última.

Es un proceso lógico a base de observaciones, y axiomas, para afirmar bajo qué condiciones se llevarán a cabo ciertos supuestos, que permitan el máximo de certidumbre respecto a lo enunciado, y con ello se pueda deducir o postular otros hechos con ciertas reglas y razonamientos.

Una teoría se constituye con el afán de explicar el origen, razón o funcionamiento de algo, e involucra los siguientes elementos:

  • Patrón, si un fenómeno se repite y se obtiene un mismo resultado, o un porcentaje muy alto, sirven de punto de partida.
  • Hipótesis, ha de interpretarse siempre con bases sólidas, sin ningún marco de error, y reuniendo los suficientes elementos probatorios, o cosas que explica la teoría.
  • Teoría o conjunto de hipótesis que, sin ser un axioma, ni una verdad última, es una tesis (proposición mantenida por la razón) con una gran probabilidad de verdad por lo que sus consecuencias se aplican a toda una ciencia, o a gran parte de ella.

Elementos de la teoría:

  • Concepto: se aplica al conocimiento conjugado de toda la información de algo para dar origen, significado, y el porqué de su ser.
  • Definición: similar al concepto, pero más específico y preciso del significado del término que se estudia.
  • Problema: parte fundamental para que haya hipótesis y que precisamente es lo que hay que solucionar.
  • Abstracción: es el compendio de ideas, conceptos, definiciones y pensamientos que van alrededor de lo que se pretende abstraer.
  • Postulado: son las fórmulas específicas de una hipótesis, que se aceptan solo por acuerdos con la razón, en dos vertientes opuestas y variadas.
  • Hipótesis: en ella se recopila todo tipo de información referente al término o situación que está siendo objeto de estudio.
  • Reflexión: es conocer, aceptar, estudiar y concentrarse únicamente en esa incógnita que genera tantas dudas en las personas.
  • Ley: son normas que prohíben u ordenan algo. Hay autoridad y coacción, poder y rectitud y son tenidas en cuenta para todo.

Clasificación.

Por su finalidad:

  • Predictiva: además de describir lo pasado y presente, hace deducciones futuras de fenómenos concretos.
  • Descriptiva: describe, especifica y detalla todas las características del objeto de estudio.
  • Explicativa: al intentar construir relaciones causa efecto, detalla la relación entre uno o más fenómenos.

Por su método:

  • Científica: la ciencia es observar, escuchar y registrar, y sus deducciones son debatibles con el paso de los años.
  • Práctica: el conocimiento adquirido a través de ella acaba con la incertidumbre al dar un significado verdadero a la situación.
  • Educativa: actúa en el desarrollo sistemático de lo que se estudia, con preceptos que definen y describen diferentes hechos.
  • Limitada: son las que poseen prescripciones pedagógicas, y se limitan al objeto técnico de estudio.
  • General: representan conocimientos y recomendaciones de hipótesis anteriores, de las que salen otras nuevas.

viernes, 13 de enero de 2023

EL ALFABETO ESPAÑOL


De haberse mantenido la escritura en sus orígenes, un complicado y nutrido conjunto de pictogramas figurativos o ideogramas, el acceso universal a la alfabetización se hubiera visto seriamente perjudicado. La facilidad de manejo era algo esencial para extender la utilización del idioma, y la única manera era contar con uno sencillo, con pocos símbolos, pero de cuya combinación se pudiera seguir la expresión de cualquier concepto. 

Según Aristóteles, la escritura no es más que un conjunto de símbolos de otros símbolos, por lo que lo escrito no representa conceptos sino la voz. Una vez establecido el criterio del habla como base de la escritura, fueron las lenguas semíticas las primeras en crear los alfabetos, tal como hoy los conocemos, imponiéndose al silabario, ya que obliga a manejar de entre veinte o treinta signos, frente a los casi ochenta del silabario. El alfabeto que triunfo, se fraguo en Biblos compuesto por sólo veintidós signos distintos, correspondientes cada uno a un sonido distintos, este se adoptó por los griegos y luego los etruscos de Italia copiaron el modelo griego con veintitrés letras.

El alfabeto, según el DRAE, es el "conjunto de los símbolos empleados en determinados sistemas de comunicación".

Es un sistema de escritura que distingue a una lengua con signos bien diferenciados.

Es la serie ordenada de letras, de un idioma, en orden convencional.

El término deriva del latín “alphabetum”, y este de las primeras letras griegas (alfa y beta), y su sinónimo abecedario deriva de las primeras letras del mismo (a, b, c y d).

Su evolución desde el nacimiento de la escritura hasta hoy, pretende conseguir una mayor adecuación entre la comunicación humana y los diferentes sistemas de escritura surgidos y elegidos para representarla. Los métodos iniciales de la comunicación escrita fueron los pictogramas, ideogramas, logogramas, signos silábicos y alfabetos. Como la escritura es posterior y secundaria al lenguaje, se concibe que un mismo sistema de escritura sea utilizado por diferentes lenguas. Su origen, quizás fuera la necesidad de contabilizar y representar operaciones numéricas, con precedentes en las “cuentas simples” y las “cuentas complejas”.

La escritura cuneiforme sumeria del 3200 a.C., se considera la primera manifestación de auténtica escritura. En las tablillas de arcilla impresa (Uruk), se observa una evolución utilitaria, y se aprecia cómo las lenguas del grupo acadio (acadio antiguo, asirio, babilonio, eblaíta, elamita o hitita) combinan la escritura cuneiforme con pictogramas propios de tipo jeroglífico, que tal vez fueran logogramas y fonogramas mezclados. Hacia el 3100 a.C. los escritos del valle del Indo, cuentan con veintidós jeroglíficos egipcios que representan las consonantes, y otros símbolos para las vocales. En Creta, se desarrolla la escritura jeroglífica, de cuyos pictogramas deriva la escritura Lineal A, y Lineal B. Pero estos sistemas de signos tan complejos son patrimonio de muy pocos, por lo que los escribas acaban por reproducir, con un pictograma el sonido de una palabra, luego con procesos de abstracción y simplificación pasan a representar sílabas con el procedimiento Rebus, surgiendo la necesidad de recurrir a sistemas más sencillos y reducidos que representen los diferentes sonidos, lo que lleva a la creación de alfabetos, con menos de treinta signos. Los primeros alfabetos atienden solo a los sonidos consonánticos, aunque se dan intentos por hacer notar las vocales que pueden acompañarlos, como ocurre en arameo o hebreo, hasta llegar al griego, tal y como hoy se entiende.

Los cananeos crearon el alfabeto protosinaítico o protocananeo, y se mantuvo hasta la invasión fenicia. En la zona de la actual Ras Shamra, se hallaron tablillas de arcilla inscritas, de finales de la Edad del Bronce. Ugarit era, entonces, un importante enclave comercial donde se hablaban y utilizaban varios idiomas y sistemas de escritura, con predominio del cuneiforme acadio. Con la destrucción de Ugarit en el 1200 a.C., desaparecen los alfabetos cuneiformes y se reemplazan por el fenicio. Las actividades comerciales de los fenicios hicieron que su alfabeto se propagara rápidamente, además de que era de fácil aprendizaje, cómodo, económico, horizontal y de derecha a izquierda. Se basó en un sistema consonántico, llamado abyad, con veintidós letras, y signos que en cierta posición indicaban una vocal. Logró adaptarse al alfabeto arameo, y al griego (base del latino, cirílico y el copto de Egipto), por lo que el fenicio es el ancestro de los modernos. La relación directa del protocananeo y el fenicio se conoce gracias al hallazgo de inscripciones procedentes de El-Khadr, y de la ciudad de Biblos, siendo la más antigua la del sarcófago de Ahiram, del 1100 a.C., con escritura multidireccional.

Hay inscripciones procedentes de Babilonia y de los alrededores de Eilath, escritas en proto-arábigo, considerado una evolución del protocananeo y precursor del alfabeto sud-arábigo (500 a.C.) con veintinueve letras. En Arabia se dieron escrituras que servían para transcribir lenguas como el talmúdico, safaítico y lihyático. El alfabeto árabe o alifato, deriva del arameo y el nabateo, y es uno de los más extendidos por el avance del islam, pero su papel en la historia de Oriente y del Mediterráneo no cobra importancia hasta después de Cristo. El árabe, que se escribe de derecha a izquierda, tuvo dos variantes, una monumental y otra cursiva, usada ésta en papiros y pergaminos, siendo la más significativa la variante cúfica.

Las escrituras semíticas, como el hebreo, el arameo y sus derivadas, al igual que el fenicio, no anotaban las vocales, si bien empezaron a usar signos con puntos escritos encima o debajo de las letras, llamados “Mater lectionis”, para saber la pronunciación en cada caso. El alfabeto semítico apareció sobre el 1800 a.C., influido por el sistema de escritura egipcio. Estos integraron un total de treinta símbolos. Este alfabeto en su evolución fue pasando por el protosinaítico (s. XV a.C.); ugarítico (s. XIV a.C.); fenicio (s. VIII a.C.); arameo (s. VIII a.C.); hebreo bíblico y antiguo (s. VII a.C.); sudarábigo (s. v a.C.); y tamudeo (s. II a.C.)

Entre las inscripciones hebreas, procedentes de Samaria, Arad y Jerusalén, la más antigua es el “Calendario de Gézer” del s. X a.C., que contiene un catálogo de actividades agrícolas. Esta escritura usada en la literatura religiosa, se abandonó por la diáspora judía, aunque no desapareció del todo, pues aún se encuentra en los rollos del Mar Muerto, en monedas y en textos de época hasmonea (150-30 a.C.), herodiana (30 a.C.-70 d.C.) y hasta casi el 135 d.C. Sin embargo, a partir del s. VI a.C., la comunidad rabínica y los judíos ortodoxos abandonan esta escritura y la sustituyen por el arameo, con el que reescribieron textos sagrados, como la Misná o la Torá. De esta escritura derivaría la escritura hebrea cuadrada, implantada en el s. III a.C. Además, hay otras lenguas semíticas cuyos alfabetos derivan del fenicio, como la moabita (inscripción de Mecha), y la edomita, de los s. VII y VI a.C. Con el arameo se propagó la escritura alfabética de forma espectacular, ya que fue el idioma oficial de los imperios babilónico tardío, asirio y persa; incluso se utilizó en Egipto, Arabia, Cilicia, Anatolia, Afganistán o la India. La zona siriaca se convirtió en el centro del cristianismo dentro del mundo árabe, por ello se tradujo la Biblia (200 d.C.) a este dialecto arameo, denominado siriaco, y se extendió desde Palestina a lo largo de la ruta de la seda.

Las runas aparecen en el s. I-II d.C. vinculadas a las lenguas gótica, danesa, inglesa, frigia, franca, sueca, noruega y de otras tribus de la Germania central. El alfabeto consta de veinticuatro letras y se escribe al modo “bustrofedon”. El ogam de origen celta, se basa en una combinación de trazos y muescas, que aparentan líneas y puntos.

Tras la destrucción de los palacios de Cnosos (1380 a.C.) y Pilos (1200 a.C.), no hay apenas escritos, hasta que surgen los primeros del alfabeto griego, tomado del fenicio (vasija de Dípilon de Atenas, o la copa de Ischia). El griego asignó a cada vocal y consonante un símbolo distinto, siendo el punto de partida para crear nomenclaturas técnicas de matemáticas, lógica, astronomía, física y otras ciencias, y con el paso del tiempo fijo la disposición de la escritura de izquierda a derecha. En Egipto, los cristianos usaban el copto como lengua oficial de la Iglesia y utilizaban un alfabeto copto procedente de uno griego llamado sahídico, con veinticuatro caracteres, a los que unieron seis signos de la escritura demótica egipcia para representar algunos sonidos coptos inexistentes en griego. La otra gran difusión del alfabeto griego fue hacia los alfabetos eslavos, como el cirílico basado en el griego bizantino, y cuya invención se atribuye a san Cirilo (827-869) que, junto con su hermano san Metodio, predicaron el evangelio entre los pueblos eslavos, creando el glagolítico como el primer alfabeto eslavo.

Con la llegada de los romanos a la Península se usó la escritura fenicia y sus variedades, y la griega en las colonias que estos pueblos fundaron en las costas del Sur y Levante; la ibérica con sus tres formas, ibérica, turdetana y bástula; ulfilana (letra del s. IV, con la que el obispo visigodo arriano Ulfila, tradujo la Biblia); visigoda (usada en sus actas y contratos, en el romano usado en la Península tras la caída del Imperio de Occidente); cartaginesa (parecida al fenicio). Tras la conquista romana se generalizó el uso de su escritura, en sus variedades (mayúscula capital, uncial, minúscula, cursiva, albalaes, redonda, cortesana, itálica, y procesal).

El alfabeto romano procede de la variante usada por los griegos calcídicos asentados, en el s. VII a.C., en la Magna Grecia (Alfabeto de Cumas), y del etrusco. El primer alfabeto latino arcaico (s. III a.C.) contaba con veintiuna letras, y se fue difundiendo por el mundo a medida que Roma se convertía en potencia mundial. Hasta el s. IV se empleaban de forma generalizada las letras mayúsculas, sin espacios ni signos de puntuación, pero al escribir cartas y otros documentos, y para facilitar su escritura sobre el papel, fue tomando un aspecto más cursivo, luego Carlomagno aprobó la minúscula. Tras la conquista de Grecia durante el siglo II a.C., la Z volvió a introducirse y se añadió la Y. La adición de G se atribuye a E. C. M. Ruga, liberto que creó la primera escuela de gramática en Roma (250 a.C.). El alfabeto sufrió nuevas adiciones debidas a la iniciativa del emperador Claudio (50 d.C.), si bien no prosperaron, y el alfabeto latino clásico quedó compuesto por veintitrés letras. En el s. XIII, se introdujo la W como la secuencia de dos uves; y para el siglo XVI, se distinguieron los fonemas /j/, /i/, /u/, /v/, dando lugar a la creación de la letra J y la vocal U (en el s. XVIII), quedando el alfabeto latino con veintiséis letras, más modificaciones y letras adicionales según el idioma de que se trate (el español incluye la ñ).

Las Glosas Emilianenses (s. X) del monasterio de San Millán de la Cogolla, son el primer texto conocido en lengua castellana. A finales del XI y con la llegada de los monjes de Cluny se introdujo en los reinos de Asturias, León y Castilla, Aragón y Navarra el alfabeto romano, alternando primero su empleo con la escritura visigoda y en el XII de forma exclusiva. En la Alta Edad Media, el latín evoluciona formando las lenguas romances (español, italiano, francés, portugués, rumano…). Por entonces, también se extendió el uso de la minúscula, relegando el uso de las mayúsculas a casos particulares. La dominación de Roma hizo del alfabeto latino la forma universal de escritura en todas las lenguas occidentales romances, anglosajonas e, incluso otras como el turco, que ha sustituido el alfabeto árabe por el latino o, el japones que, aunque mantienen su sistema tradicional, desde la década de 1980 han incorporado la grafía occidental, denominada por ello romaji. Del mismo modo los chinos intentaron una latinización de los caracteres creando una grafía fonética, el pinyin.

Desde 1803, con la publicación de la 4ª edición del Diccionario Académico, el alfabeto español contiene 29 grafemas (27 letras y 2 dígrafos), cada una de las cuales puede adoptar la figura y tamaño de mayúscula o minúscula. Los dígrafos ch y ll, se consideraron letras (4ª y 14ª, respectivamente, del abecedario, pues cada uno de ellos representa un solo fonema). En el 10º Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española (1994), se acordó reordenar esos dígrafos en el lugar que el alfabeto latino universal les asigna. Así pues, las palabras que comienzan por Ch se registrarán en la letra C y las que comienzan por Ll, en la letra L, de manera que el alfabeto español consta de 27 letras para representar 24 fonemas. En el Siglo de Oro, el alfabeto estaba casi completo, y en el 1969 se completa con la incorporación de la letra Ñ y la W. Al principio no existían las letras minúsculas, pero, la necesidad de escribir sin tener que levantar la mano, hizo que surgieran las letras minúsculas de forma redondeada, y la cursiva para escritos más cuidados. Las leyes sobre su uso, y la tecnología del s. XX hizo posible la accesibilidad a normas y lenguas en función de sus características.

Hoy el español es idioma oficial en países de los cinco continentes; es la tercera lengua más hablada en todo el mundo; es uno de los idiomas más sencillos de aprender, por su sencilla pronunciación. Sus letras más utilizadas son la a, e, q, s, l, y la más peculiar y representativa la ñ y su virgulilla (aparece con los copistas medievales al poner una raya encima de una ene doble y ahorrar espacio).

El alfabeto español está formado por veintisiete letras (a-b-c-d-e-f-g-h-i-j-k-l-m-n-ñ-o-p-q-r-s-t-u-v-w-x-y-z), al tener solo en cuenta a los signos simples, constituidos por una letra. No forman parte del abecedario los cinco dígrafos (ch, gu, ll, qu y rr), o secuencias de dos letras que representan un único sonido. Las veintisiete letras (veintidós consonantes, y cinco vocales) quedaron oficialmente establecidas al publicarse la nueva Ortografía de la Lengua Española (2010). La RAE recomienda emplear un solo nombre para cada letra, sin considerar erróneas otras denominaciones, y establece para, la b “b”, i “i”, y “ye”, v “uve”, w “uve doble”.

jueves, 12 de enero de 2023

INTELIGENCIAS MÚLTIPLES

 

 

La enseñanza, tradicionalmente, ha venido poniendo el énfasis en la inteligencia lingüística y lógico matemática. Pero en los años 70, el psicólogo Howard Gardner advirtió, que no siempre existía una relación entre una destacada vida académica y la capacidad para generar soluciones en otras áreas de la vida.

En 1983 publicó las “Estructuras de la mente” y dio a conocer su “Teoría de las inteligencias múltiples" , en la que Gardner y su equipo identificaron diferentes capacidades y habilidades. Según su teoría, una persona puede tener más de un tipo de inteligencia, pero solo una prevalece, las demás trabajan en concierto unas con otras, y ante un déficit en un área del cerebro, el resto de las inteligencias cooperan supliendo dicha deficiencia.

Para ser considerada inteligencia y no quedarse en una habilidad, talento o aptitud, propuso una serie de test básicos con diferentes criterios que cada tipo de inteligencia debería superar, y concluyó que el hombre posee un mínimo de ocho inteligencias. Estudios posteriores, y para dar respuesta a las dinámicas sociales, se suman otras capacidades como nuevos tipos de inteligencia, que bien podrían ser el resultado de la combinación de las planteadas por Gardner. Hay autores que dicen que la inteligencia es una forma de percibir la realidad, y concluyen que hay tantas inteligencias como personas, pudiendo mencionar tipos de inteligencia como:

  • Lingüística o capacidad de expresar con palabras habladas, escritas, o gestos los pensamientos de forma locuaz y eficaz. Se aprecia en la facilidad para escribir, leer, narrar… Todo lo relacionado con ella se procesa en el área de Broca. Las madres que canturrean a sus bebes, les hablan, les leen durante el embarazo tienen más posibilidad de desarrollarla.
  • Lógico-matemática. Se ha usado de baremo para saber cuan inteligente era una persona, pues los test del cociente intelectual (CI) se basan en ella. Es la extraordinaria capacidad para calcular, categorizar, deducir, generalizar y solucionar operaciones referidas a la matemática y la lógica de forma eficaz. Su desarrollo se da en los lóbulos parietales izquierdos y en las áreas temporo-occipitales.
  • Espacial o capacidad de crear imágenes mentales y proyectarlas en la realidad. Quienes la poseen pueden, decodificar información; imaginar movimientos con precisión; tener mayor sensibilidad para crear mentalmente obras con forma, color, tamaño y profundidad. Tiene su mayor concentración en el lóbulo occipital.
  • Naturalista. Se observa en las personas con un alto nivel de sensibilidad del mundo natural, comprensión y disfrute del paisaje. Las personas con esta inteligencia tienen una alta sensibilidad para tratar con los seres vivos, un gran dominio para su catalogación y comprobación de fenómenos naturales. Se desarrolla en el hemisferio derecho, y es esencial para la supervivencia y la evolución.
  • Musical. Se desarrolla en las personas con capacidades para discriminar con facilidad diferentes sonidos y notas musicales. La música es un fenómeno que se puede percibir desde la propia gestación. Su desarrollo se focaliza en el lóbulo frontal y temporal. Se presenta como una habilidad para tocar instrumentos, cantar, entender y crear música.
  • Corporal-Cinestésica. Las sensaciones somáticas prevalecen en aquellos que desarrollan esta capacidad, o facilidad para procesar el conocimiento a través de las sensaciones corporales. La habilidad para usar herramientas se considera inteligencia corporal cinestésica. Se relaciona con la expresión de sentimientos o ideas a través del cuerpo.
  • Emocional. Es una mezcla entre la inteligencia interpersonal y la intrapersonal. Se expresa en una alta capacidad para reconocer las emociones propias y ajenas y establecer relaciones sociales en las que prevalece la empatía. Quienes desarrollan esta inteligencia pueden manejar con facilidad sus habilidades sociales y no tienen inconvenientes para trabajar bajo presión.
  • Existencial. Es una inteligencia relacionada con la habilidad para cuestionarse frecuentemente sobre la propia existencia. Quienes poseen este tipo de inteligencia tienden a filosofar sobre aspectos como la psicología humana, la muerte y la vida.
  • Creativa. Esta nos convierte en personas capaces de desarrollar proyectos sumamente innovadores. Hace referencia al desarrollo de habilidades artísticas y su facilidad para expresarlas fuera del plano cognitivo.
  • Colaborativa. Esta tiene relación con la capacidad de las personas para trabajar en equipo de forma óptima. Aporta soluciones en una red o grupo, con el fin de encontrar una solución o desarrollar algo que sea de interés para todos. Es una inteligencia muy valorada en el ámbito empresarial, pues denota grandes niveles de liderazgo.
  • Interpersonal. Es la inteligencia propia de las personas que tienen una gran empatía. Se desarrolla en los lóbulos frontales. Nos faculta para poder advertir cosas de las otras personas más allá de lo que nuestros sentidos logran captar. Permite interpretar las palabras, gestos, objetivos y metas de cada discurso. Es muy valiosa para quienes trabajan en grupos.
  • Intrapersonal. Es la habilidad para conocerse a sí mismo y, en función de eso, desarrollar sus potencialidades. Su desarrollo está en los lóbulos frontales (se encargan de las funciones ejecutivas y de regular el comportamiento), y en los parietales (integran la información). Se relaciona con las siguientes capacidades:

  1. Autoconciencia o autoconocimiento: implica reconocer los propios sentimientos, pensamientos y reacciones, cómo afectan, así como sus causas. Comprende la conciencia emocional, la autovaloración y la autoconfianza.
  2. Autorregulación: habilidad para actuar en base al conocimiento previo de nuestras emociones. Se basa en las habilidades de autocontrol, confiabilidad, adaptabilidad e innovación.
  3. Automotivación: es la capacidad por la que somos capaces de establecer, y cumplir las metas y objetivos propios y de realizar esfuerzos en base a lo que queremos lograr. Se relaciona con la capacidad de logro, el compromiso, la iniciativa y el optimismo.

Diferencias entre la inteligencia interpersonal e intrapersonal. Ambas son de tipo social y emocional, sin embargo, abarcan capacidades y objetivos diferentes. La intrapersonal hace referencia a las capacidades y habilidades para relacionarse con uno mismo, y la interpersonal hace referencia a las capacidades y habilidades en interacciones sociales con otros.

miércoles, 11 de enero de 2023

EL LAZARILLO DE TORMES


 

El Siglo de Oro español comienza con el apogeo político de los primeros años del s. XVI, y hasta mediados del XVII, se produce un gran desarrollo artístico y cultural, en el que se edita la obra precursora de la novela picaresca, que marca un antes y un después en la literatura española y universal. La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades (El Lazarillo de Tormes) se publica, en 1554, de forma anónima, y a buen seguro sea esta una de las razones que le llevan al autor al anonimato reforzando la forma autobiográfica, dando a entender que el autor es Lázaro, pues dicho autor tuvo conciencia del atrevimiento de su obra, al hacer protagonista a un insignificante personaje que pone de manifiesto su visión antiheroica de la realidad, hace una crítica de los estamentos privilegiados (nobleza y clero), y refleja la hipocresía y falta de moralidad de la sociedad española del s. XVI.

La novela está escrita como una extensa epístola que el supuesto autor envía a un corresponsal al que llama “Vuestra Merced. Su autoría se ha atribuido a diversos autores, siendo los más destacados, el fraile jerónimo Juan de Ortega (se halló un borrador en su celda); Alfonso de Valdés (defendido por diversos filólogos); y Diego Hurtado de Mendoza (según M. Agulló, y unos documentos de López de Velasco, testamentario del escritor andaluz).

Se divide en siete tratados y un prólogo, en el que Lázaro ya adulto y siendo pregonero en Toledo, narra su vida. Cada uno de los tratados es un pequeño relato de igual línea estructural: Lázaro encuentra a un amo que, por su avaricia, crueldad u otra variante, le hace pasar hambre; el protagonista reacciona ante la adversidad e intenta remediarla con su astucia, pero no logra lo que desea y abandona al amo o es abandonado por este. Los tratados más extensos e influyentes para Lázaro, son los tres primeros. Con el ciego y el clérigo, aprende a satisfacer sus necesidades primarias (comer) a cualquier precio (robo, engaño), y con el escudero, descubre la inutilidad de sentimientos nobles como la honra.

La novela refleja lo injusta y cruel que es la vida. A través de los ojos de Lázaro vemos una sociedad deshumanizada en donde la dignidad y el honor brillan por su ausencia, y hace hincapié en la hipocresía moral y social. Por ello, en 1559 se prohibió su lectura, luego en 1573 la santa inquisición censuró dos capítulos (tratados IV y V).

El personaje principal es Lázaro González Pérez, más conocido como el Lazarillo de Tormes. Su niñez trascurre entre penurias y hambruna, por ello, es un muchacho que cambia de amo, hasta nueve veces, con poca fortuna, y representa la figura del pícaro español, que hace cuanto necesite para subsistir. Su familia representa la clase baja. El padre, Tomé González, trabaja en un molino, y su madre, Antona Pérez, al enviudar tiene que trabajar.

El primer tratado presenta a Lázaro contando su infancia en primera persona. A Lázaro González Pérez, sus padres Tomé y Antona le apodaron Lazarillo de Tormes (por servir a un ciego, y por nacer en Tejares, junto al río Tormes). Lázaro es un niño flaco con aspecto de vagabundo. Es huérfano desde muy joven, pues su padre que trabaja en un molino, siendo ladrón, fue descubierto y desterrado a servir a un caballero que lucha frente a los moros y muere en batalla. Lázaro marcha junto a su madre Antona, que cocina y lava ropa a estudiantes y mozos de caballos del comendador de la Magdalena. Antona se casó con un mozo, de raza negra, llamado Zaide, que hace que llegue mejor comida a casa y tuvo un segundo hijo mulato. Pero el padrastro es capturado y azotado por robar. Antona decide poner a Lázaro, por no poderlo mantener, al servicio de un mendigo ciego, como su primer amo. Este era muy avaro, tramposo y egoísta, que maltrata y golpea a Lázaro, y se niega a darle de comer. Decía que podía adivinar el sexo del bebé que portaban las embarazadas en su vientre, solo para ganar dinero. En ocasiones se hacía pasar por médico. Aprovechando la ceguera, el Lazarillo decidió engañarle para beber y comer, primero con una paja de centeno y luego por un agujero que hizo en la jarra de vino y tapó con cera. Utilizó el frío como excusa para guarecerse bajo las piernas del ciego y esperar a que el tapón se derritiera con el calor de la lumbre para beber del chorro que caía. También le engañó con una longaniza en Escalona, y con un racimo de uvas en Almorox. El ciego acabó descubriéndolo y un día cuando le estaba robando vino de su jarra, le golpea con ella en la boca, dejándolo mellado para siempre. Una noche de lluvia, Lázaro engañó al ciego diciéndole que había un río frente a ellos y que para cruzarlo tenía que saltar con todas sus fuerzas; cuando el ciego saltó se dio contra un pilar quedando atontado. El ciego es el personaje que más influye en Lázaro, y le enseña, a base de golpes, a ser astuto, pícaro y tramposo para obtener comida y conseguir dinero para sobrevivir ambos. Lázaro al ver que con su amo no satisface su necesidad de comer, ni llegará a ser feliz, decide dejarlo y buscar en otro lugar.

En el segundo tratado, Lázaro comienza a mendigar por Maqueda y conoce a un clérigo que necesita un ayudante para la misa, por lo que se queda con él, como su segundo amo. Este representa la mezquindad, avaricia, hipocresía y corrupción. Le trata muy mal, y se niega a compartir la comida que le sobra, lo que obliga a Lázaro a robarle pan. Solo comía cuando iban de entierro. Un día el pícaro, con la ayuda de un calderero, se hizo con la llave del arcón donde guardaba el pan, y decide comérselo a escondidas. El clérigo pensó que eran ratones y puso trampas, pero observó que el pan seguía menguando, y empezó a sospechar de una culebra que los vecinos habían visto rondando por allí. Lázaro, que temía ser descubierto, se metió la llave en la boca para esconderla, hasta que una noche se le atravesó y empezó a silbar como una culebra. El clérigo, pensando que era la que le robaba el pan, cogió un garrote y golpeó allí donde escuchaba el silbido, descubriendo que había golpeado al Lazarillo en la cabeza y que éste tenía la llave. Esperó a que se recuperase y le puso en la calle.

En el tercer tratado, Lázaro llega a Toledo y vive de limosnas dos semanas. Luego, conoce a un escudero, a quien convierte en su tercer amo, pues pensaba que tendría grandes riquezas, pero cuando llega a su casa se encuentra con un lugar triste y oscuro, y se percata de que el escudero es un orgulloso y pobre diablo que utiliza su aspecto para disimular su estatus. Vive pendiente de las apariencias y representa la falsa honra y la baja nobleza de la sociedad de la época, hasta el punto de fingir riqueza, aunque había sido repudiado por su familia, sin embargo, por prejuicios se niega a trabajar o mendigar, y obliga al pícaro a pedir limosna y a compartir lo que gana con su amo. El ayuntamiento prohíbe la mendicidad, y pasan ocho días sin comer, hasta que gana un real y envía a Lázaro al mercado. Cuando el dueño de la casa, y la vieja dueña de la cama llegan a cobrar al escudero, este no tiene para pagar el alquiler, y abandona a Lázaro.

En el cuarto tratado, el fraile de la Merced es el cuarto amo, y aunque su aspecto es mundano y algo más generoso que los anteriores, pues da a Lázaro su primer par de zapatos, es un fraile promiscuo, vividor y corrupto. No le gusta estar dentro del convento, y se pasa el tiempo fuera haciendo recados y negocios necesarios para el convento. Por este motivo, decide dejarlo y seguir buscando un lugar en el que sí pueda encontrar comida y felicidad.

En el tratado quinto, Lázaro encuentra a su quinto amo, un buldero (funcionario que sirve a la iglesia católica) que otorgaba bulas de la santa cruzada, a cambio de dinero. Este hombre fue el amo más mentiroso y ruin de todos, ya que era un estafador que estaba aliado con el alguacil del pueblo para engañar a la gente y conseguir dinero. Como nadie compraba las bulas, el buldero decidió inventarse que el alguacil se había metido en una pelea ficticia, en la que moriría, pero milagrosamente resucitaría, porque Dios le protegía por haberle comprado una bula. Es un hombre corrupto que vende bulas falsas (documentos sellados sobre asuntos religiosos y políticos). Representa la falsa religiosidad del s. XVI. Lázaro se acaba cansando de sus estafas y le deja, tras cuatro meses, pues es un desvergonzado sin escrúpulos.

En el sexto tratado, se une a su sexto amo, un maestro pintor de panderos, que representa la clase renacentista culta de la época con el que estuvo muy poco tiempo, ya que le explotaba igual que los otros, a pesar de ser el más honrado. Al tiempo, en una iglesia, Lázaro se encuentra con un capellán oportunista, que será su séptimo amo. El religioso le ofrece un asno y cuatro cántaros, para trabajar de aguadero, siendo el primer trabajo del pícaro con sueldo. Tras cuatro años, y con sus ahorros, se compra su primera espada de Cuéllar, mejora su apariencia comprándose ropa usada y abandona al capellán y su oficio.

En el séptimo y último tratado, Lázaro cuenta cómo sirvió a su octavo amo, el alguacil, aunque lo abandona muy pronto al comprobar lo peligroso de la profesión de representar la ley en aquella época. Luego Lázaro consiguió el oficio de pregonero de Toledo, cargo con el que esperaba ganar el suficiente dinero como para descansar y disfrutar de su vejez. Su noveno y último amo fue el arcipreste de San Salvador, que representa la corrupción religiosa del XVI, y es quien elige a una de sus criadas como esposa para Lázaro. Ambos viven cómodamente en una casa junto a su amo, hasta que, en Toledo, comienzan las habladurías de que debe su bienestar material al arcipreste, quien paga los favores deshonrosos, para Lázaro, entre el religioso y la criada esposa del pícaro. Lázaro tras su aprendizaje y conformado carácter, opta por acallar los rumores pues no está dispuesto a volver a la pobreza por defender algo tan inmaterial como el honor (la cruda realidad vence a los sentimientos más elevados). El asunto se aclara rápidamente, tras hablar del tema los tres, y los lloros amargos de la esposa. Al final disfruta de una vida feliz con una mujer a la que ama, un descanso merecido, una vida tranquila y estable y, sobre todo, deja de pasar hambre.

ANALOGÍA

El término analogía proviene del griego “ana” (reiteración o comparación) y “logia” (razón).   La analogía por su etimología es la relació...