viernes, 14 de abril de 2023

LA PALABRA MÁGICA


Hoy en día no hay empresa que se precie que, en su carta de presentación, propiedades, objetivos, servicios... no contenga en sus escritos la palabra sostenible, e incluso alguna más moderna, avanzada o atrevida añade el prefijo auto-.

De sostenible la RAE dice “Especialmente en ecología y economía, que se puede mantener, prolongar o conservar durante largo tiempo sin agotar los recursos o causar grave daño al medio ambiente”. Sostener, por su etimología del latín, hace referencia a apoyar, sujetar, defender, auxiliar, reforzar, agarrar, sobrellevar, o mantener en firme alguna cosa, persona o proposición. Lo que le hace más confuso de definir, ya que vale para, mantener algo firme, defender, tolerar o sufrir una posición, y si lo dices sobre un cuerpo será mantenerse en un medio o lugar, sin caer, o haciéndolo muy lentamente. De lo contrario sería insostenible, es decir, que no se puede o es difícil de sostener, afirmar o proclamar con razones, justificaciones, hechos o argumentos claros. Pues se compone del prefijo “in”, privación o negación, del verbo sostener, y del sufijo “ble” que puede ser.

En el siglo IX en Europa ya se manejaba un concepto aproximado al de sustentabilidad, al hacer un uso ordenado y permanente del bosque. Entre 1845-58 se publican los cuatro volúmenes del Cosmos de Alexander von Humboldt, con las interrelaciones de los componentes naturales. Los procesos de modernización agrícola, la urbanización y sobrepoblación de las ciudades, los stock de recursos naturales, y la tendencia homogeneizadora de la economía mundial, basada en empresas trasnacionales, hacen que los fisiócratas franceses del XVIII propongan el aumento de las Riquezas Renacientes (hoy diríamos renovables, o que sólo le falta una R para reducir, reciclar y reutilizar). El nuevo milenio vino precedido por tres grandes tendencias (globalización de las economías y mercados; masificación de la información; y conservación del entorno). El Informe del Club de Roma de 1971 (Meadows) puso en entredicho las nociones de crecimiento y desarrollo económicas. En 1973 M. Strong usó el término “ecodesarrollo” para que se tomase en cuenta la variable ambiental. La concepción del Padre Lebret, y Perroux planteó que sólo se puede hablar de desarrollo si se satisfacen las necesidades fundamentales de la sociedad. Las democracias y economías de libre mercado aumentan la calidad de vida, aunque no todos los excedentes producidos se orientan al bienestar humano, sino más bien se destinan a armas, drogas, lujos, etc.

La sustentabilidad es un concepto acuñado en el informe “Nuestro Futuro Común” de Gro Harlem Brundtland en 1987, que buscaba soluciones a los problemas derivados de la industrialización y crecimiento poblacional. El desarrollo sostenible consiste en satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro, y se basa en tres pilares: la economía, el medio ambiente y la sociedad. En julio del 2015, la ONU nombró los ODS, y el primero que estaría muy bien que se cumpliera dice: Poner fin a la pobreza.

La sostenibilidad enfrenta a dos grandes grupos, los que consideran ilimitada la oferta de recursos naturales del planeta, y los defensores de los mismos como único modelo capaz de asegurar su estabilidad. Pero la necesidad humana de supervivencia y mejora de sus condiciones de vida lleva, inevitablemente, a transformar la naturaleza, y hablamos de sostenibilidad ambiental, económica, social… Esto me trae al magín el refrán “Donde hay saca y no pon, pronto se acaba el bolsón”, pero quien es el primero, que, sin estar necesitado, renuncia al progreso (he conocido a políticos que decían que irían en bicicleta, y sí, lo hicieron, pero dos días, al tercero en coche, aunque la culpa no era del auto sino del que tenía prisa, y muchas cosas que hacer). El término tampoco goza de consenso generalizado, y hay autores, sobre todo economistas, que lo equiparan al concepto de crecimiento sostenible; otros lo ven desde la perspectiva adoptada en la Cumbre de Río (el desarrollo debe ser adecuado desde el punto de vista tecnológico, viable desde el punto de vista económico, y socialmente aceptable); y otros hacen hincapié en el aspecto distributivo, y lo enfocan desde el punto de vista del desarrollo integral del hombre y la equidad social. (blogcebur.blogspot.com)

Debemos entender que las decisiones que tomemos hoy repercutirán en el mañana, y nosotros no estaremos allí para verlo. Podríamos empezar a utilizar indicadores macroeconómicos de carácter social y ecológico para evaluar si las empresas son, además de rentables, sostenibles, porque si no, al final tendrán que cerrar. Sostenible es algo que está en condiciones de conservarse o reproducirse por sus propias características o condiciones, sin necesidad de intervención ni apoyo externo. La energía eólica o la energía solar será (condicional) sostenible (con un tiempo, que aún no controlamos), pues no se contempla el riesgo de que se agote, a diferencia de los combustibles fósiles (profético), pero el hecho cierto es que la cantidad de terreno que cada tipo de energía ocupa es muy diferente. Y si el medio ambiente importa vemos que la energía eólica necesita mil veces más espacio que la nuclear para producir lo mismo. Los molinos es obvio que sólo pueden instalarse en las zonas rurales y a día de hoy ya empiezan a quejarse, a juzgar por la defensa de algunos políticos, de la necesidad de que los promotores seduzcan a las comunidades locales para evitar el rechazo a la instalación de más molinos.

Para ser sostenible se requiere una concepción sistémica e integral de la planificación, ya que no pueden coexistir a largo plazo un equilibrio ecológico y situaciones socioeconómicas críticas como la pobreza, la desnutrición, el analfabetismo, etc. Tampoco es posible un desarrollo socioeconómico sin adecuar la disponibilidad y renovación de los recursos naturales (capital natural) y el desarrollo de las fuerzas productivas. En este contexto se distinguen varias acepciones diferenciadas de sostenibilidad: la global (tomando la Tierra como referencia); la local (con procesos parciales limitados en el espacio o el tiempo); y la parcial (se refiere sólo a algún aspecto o elemento determinado). La observación a corto o a largo plazo es la que permite comprender, los sistemas diseñados por el hombre, basados en el aprovechamiento de la litosfera, la hidrosfera y la atmósfera. La biosfera condiciona las posibilidades de desarrollo que dependen de variables como los recursos naturales; su disponibilidad, forma, identificación y empleo; los conocimientos científicos y técnicos; la acumulación de capitales; el tamaño y localización del país…

La agricultura ecológica se practica desde que el hombre vivía en las cavernas (hoy la agricultura extensiva es necesaria para alimentar a tanto animal), y desde entonces se viene evolucionando, avanzando y progresando, pero aun hoy hay lugares del planeta donde no tienen para comer y en otros sobra, e incluso con cuestiones, políticas, económicas o místicas de por medio, se tira alimento. Otro revulsivo hacia la sostenibilidad ha sido el descontento contra el sistema lineal de adquirir, utilizar y desechar; la activación de la ZBE (cambio de coche), o las compras verdes para utilizar productos sin químicos, pañales de tela, jabones vegetales artesanos, bolsas reutilizables, etc.

Ayer, hoy y mañana los problemas ambientales como la contaminación del aire y los océanos, y la degradación de los recursos ponen en peligro a la población mundial, y la pobreza y el mal uso de la riqueza siguen siendo las dos causas básicas de la crisis ambiental, ya que los países pobres se ven obligados a destruir en el corto plazo los recursos en que se basan sus perspectivas de subsistencia en el largo plazo, mientras que los ricos demandan una mayor cantidad de recursos que a la larga son insustentables. A medida que los países continúan su desarrollo, el consumo mundial de energía aumenta, por lo que habrá que decidir qué fuentes son más ventajosas y hacer frente a los problemas que puedan surgir. El carbón es abundante, fácil de convertir y barato, pero produce 1,3 veces más CO2 por unidad de energía comparado con el petróleo, y 1,8 veces más que el gas natural. El petróleo, la fuente energética más versátil, es motivo de inquietudes políticas y ambientales. La energía nuclear podría ser ilimitada, no genera CO2, ni otros gases de efecto invernadero, pero existen riesgos ambientales y de seguridad, y genera rechazo social.

La aspiración del paradigma moderno no es otro que el bienestar. La general aceptación del desarrollo sostenible quizá sea la más profunda expresión de supervivencia de la especie humana, y para acabar citaré una profecía india: “sólo cuando se haya talado el último árbol, envenenado el último río, o pescado el último pez, sólo entonces, descubrirás que el dinero no es comestible”.


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