jueves, 17 de agosto de 2023

EDADISMO


El edadismo es la discriminación por motivos de edad, sobre todo en las personas mayores o ancianas. Se manifiesta con estereotipos, prejuicios, negación de oportunidades, exclusión social, denigración, marginación, comentarios sobre las limitaciones físicas o psicológicas, actitudes que les infantilizan o humillan, la discriminación institucional en el empleo, acceso a la educación y los servicios de salud, el acoso y la violencia. Afecta a todos los grupos de edad, pero son los mayores (tercera más de 65, y cuarta edad más de 80) quienes más lo sufren. Se da en todas las culturas, si bien en los países occidentales no se abandona a la gente en proceso de envejecimiento, sí se discrimina a los mayores.

Una de las formas de edadismo más extendidas, y de las que somos menos conscientes, es el uso inadecuado del lenguaje. Las palabras que utilizamos reflejan lo que pensamos y sentimos.

La palabra edadismo, acuñada por R. Neil Butler en 1969, es un neologismo derivado de la raíz latina “aeta” (edad) y el sufijo griego “-δόγμα” (doctrina o sistema), que se utiliza para describir una forma de discriminación o prejuicio. A nivel conceptual, puede considerarse como una forma de discriminación interseccional, ya que se relaciona con otras formas de discriminación, y algunas de sus consecuencias más comunes son:

  • Exclusión social: los mayores pueden sentirse marginados o excluidos de la sociedad por actitudes y prácticas discriminatorias, lo que lleva a un aumento en la soledad y el aislamiento.
  • Discriminación en el empleo: los mayores tienen dificultades para encontrar empleo o mantenerlo, lo que contribuye a la pobreza e inseguridad económica.
  • Discriminación de acceso a servicios: los mayores tienen dificultades para acceder a servicios de salud, educación y otros.
  • Estereotipos negativos: como incluir creencias sobre la incapacidad, dependencia e inutilidad de los mayores, que contribuyen a la discriminación y marginación.
  • Impacto en la salud: al contribuir a problemas de salud física y mental, incluyendo depresión, ansiedad y riesgo cardiovascular.

El edadismo impregna la sociedad, por ello debemos revisar nuestros comportamientos, sobre todo, el lenguaje que usamos, y el tono que utilizamos cuando conversamos con ellas, además de respetar sus decisiones, preferencias, y la empatía que mostramos con sus dificultades. Debemos dirigirnos a los mayores con un lenguaje apropiado que transmita el respeto y el afecto que sentimos. Como sociedad y como individuos, estamos obligados a defender la dignidad del individuo. Las formas más habituales son:

  • Infantilización: este provoca que los no tan mayores adopten una posición de poder frente a los más mayores al interactuar, responder y tratar. El hablar como un bebé es un tipo de lenguaje que utiliza una entonación exagerada, un tono de voz elevado, un registro sencillo, diminutivos de forma generalizada y posesivos como nuestros mayores o nuestros abuelos.
  • Despersonalización: al no tener en cuenta la singularidad de cada individuo, sus necesidades y preferencias, y tratarlas a todas de manera homogénea, como se hace al hablar de los jubilados, pensionistas, o como niños vulnerables.
  • Deshumanización: se produce cuando se pierde la empatía en el trato con ellos, al no potenciar su autonomía, no respetar su privacidad, y no permitir su participación en la toma de decisiones.

 Tipos de discriminación

 La discriminación consiste en tratar a una persona, grupo o institución de manera diferente y perjudicial. Esto puede ser por: raza, sexo, género, ideas, lugar de procedencia, aspecto físico, etc. La discriminación por cuestiones de edad se plasma tanto a nivel institucional, interpersonal o autoinfligido, y algunas causas de la discriminación son:

  1. La individual. Es la que realiza un individuo a otro.
  2. La institucional. Si las instituciones públicas o privadas llevan a cabo algún tipo de discriminación.
  3. La colectiva. Discriminación en la que se da un trato de inferioridad a un grupo de personas.
  4. La estructural. Surge de las políticas institucionales que favorecen a unos individuos y perjudican a otros.
  5. La directa. La más conocida y visible, en la que la persona que la sufre recibe un trato injusto de otro.
  6. La indirecta. Es una forma de discriminación menos visible y que muchas veces pasa desapercibida.
  7. La negativa. La persona que es víctima de ella es tratada de manera discriminada y perjudicial.
  8. La positiva. Es la que ayuda a un colectivo desfavorecido para conseguir la equidad (Inequidad).
  9. La que se da en función de la raza o etnia a la que la persona pertenece (racismo).
  10. Sexismo. La persona que lo practica infravalora a las personas del sexo opuesto.
  11. Por maternidad. Surge en el entorno laboral, por la posibilidad de tener hijos.
  12. La religiosa. Si un individuo o grupo recibe un trato desfavorable por no practicar o compartir ideas religiosas de otro.
  13. La política. Si un individuo o grupo reciben un trato desfavorable por no compartir las ideas políticas de otros.
  14. Por edad. Más en entornos laborales, en los que se considera que la edad para trabajar es de los 25 a los 45 años.
  15. Por discapacidad o enfermedad.
  16. Por apariencia física. Se da si la persona que recibe la discriminación no es muy agraciada físicamente.
  17. Transgénero. Se da en los individuos que viven un rol de género que no concuerda con su sexo biológico (transfobia).
  18. La situación económica o social, ya sea por la mala situación económica o por un entorno que favorece este comportamiento.
  19. El miedo puede hacer que pueblos enteros se movilicen de forma discriminatoria en contra de algunas personas.


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