El edadismo es la discriminación por motivos de edad, sobre todo en las personas mayores o ancianas. Se manifiesta con estereotipos, prejuicios, negación de oportunidades, exclusión social, denigración, marginación, comentarios sobre las limitaciones físicas o psicológicas, actitudes que les infantilizan o humillan, la discriminación institucional en el empleo, acceso a la educación y los servicios de salud, el acoso y la violencia. Afecta a todos los grupos de edad, pero son los mayores (tercera más de 65, y cuarta edad más de 80) quienes más lo sufren. Se da en todas las culturas, si bien en los países occidentales no se abandona a la gente en proceso de envejecimiento, sí se discrimina a los mayores.
Una de las formas de edadismo más extendidas, y de las que somos menos conscientes, es el uso inadecuado del lenguaje. Las palabras que utilizamos reflejan lo que pensamos y sentimos.
La palabra edadismo, acuñada por R. Neil Butler en 1969, es un neologismo derivado de la raíz latina “aeta” (edad) y el sufijo griego “-δόγμα” (doctrina o sistema), que se utiliza para describir una forma de discriminación o prejuicio. A nivel conceptual, puede considerarse como una forma de discriminación interseccional, ya que se relaciona con otras formas de discriminación, y algunas de sus consecuencias más comunes son:
- Exclusión social: los mayores pueden sentirse marginados o excluidos de la sociedad por actitudes y prácticas discriminatorias, lo que lleva a un aumento en la soledad y el aislamiento.
- Discriminación en el empleo: los mayores tienen dificultades para encontrar empleo o mantenerlo, lo que contribuye a la pobreza e inseguridad económica.
- Discriminación de acceso a servicios: los mayores tienen dificultades para acceder a servicios de salud, educación y otros.
- Estereotipos negativos: como incluir creencias sobre la incapacidad, dependencia e inutilidad de los mayores, que contribuyen a la discriminación y marginación.
- Impacto en la salud: al contribuir a problemas de salud física y mental, incluyendo depresión, ansiedad y riesgo cardiovascular.
El edadismo impregna la sociedad, por ello debemos revisar nuestros comportamientos, sobre todo, el lenguaje que usamos, y el tono que utilizamos cuando conversamos con ellas, además de respetar sus decisiones, preferencias, y la empatía que mostramos con sus dificultades. Debemos dirigirnos a los mayores con un lenguaje apropiado que transmita el respeto y el afecto que sentimos. Como sociedad y como individuos, estamos obligados a defender la dignidad del individuo. Las formas más habituales son:
- Infantilización: este provoca que los no tan mayores adopten una posición de poder frente a los más mayores al interactuar, responder y tratar. El hablar como un bebé es un tipo de lenguaje que utiliza una entonación exagerada, un tono de voz elevado, un registro sencillo, diminutivos de forma generalizada y posesivos como nuestros mayores o nuestros abuelos.
- Despersonalización: al no tener en cuenta la singularidad de cada individuo, sus necesidades y preferencias, y tratarlas a todas de manera homogénea, como se hace al hablar de los jubilados, pensionistas, o como niños vulnerables.
- Deshumanización: se produce cuando se pierde la empatía en el trato con ellos, al no potenciar su autonomía, no respetar su privacidad, y no permitir su participación en la toma de decisiones.
Tipos de discriminación
La discriminación consiste en tratar a una persona, grupo o institución de manera diferente y perjudicial. Esto puede ser por: raza, sexo, género, ideas, lugar de procedencia, aspecto físico, etc. La discriminación por cuestiones de edad se plasma tanto a nivel institucional, interpersonal o autoinfligido, y algunas causas de la discriminación son:
- La individual. Es la que realiza un individuo a otro.
- La institucional. Si las instituciones públicas o privadas llevan a cabo algún tipo de discriminación.
- La colectiva. Discriminación en la que se da un trato de inferioridad a un grupo de personas.
- La estructural. Surge de las políticas institucionales que favorecen a unos individuos y perjudican a otros.
- La directa. La más conocida y visible, en la que la persona que la sufre recibe un trato injusto de otro.
- La indirecta. Es una forma de discriminación menos visible y que muchas veces pasa desapercibida.
- La negativa. La persona que es víctima de ella es tratada de manera discriminada y perjudicial.
- La positiva. Es la que ayuda a un colectivo desfavorecido para conseguir la equidad (Inequidad).
- La que se da en función de la raza o etnia a la que la persona pertenece (racismo).
- Sexismo. La persona que lo practica infravalora a las personas del sexo opuesto.
- Por maternidad. Surge en el entorno laboral, por la posibilidad de tener hijos.
- La religiosa. Si un individuo o grupo recibe un trato desfavorable por no practicar o compartir ideas religiosas de otro.
- La política. Si un individuo o grupo reciben un trato desfavorable por no compartir las ideas políticas de otros.
- Por edad. Más en entornos laborales, en los que se considera que la edad para trabajar es de los 25 a los 45 años.
- Por discapacidad o enfermedad.
- Por apariencia física. Se da si la persona que recibe la discriminación no es muy agraciada físicamente.
- Transgénero. Se da en los individuos que viven un rol de género que no concuerda con su sexo biológico (transfobia).
- La situación económica o social, ya sea por la mala situación económica o por un entorno que favorece este comportamiento.
- El miedo puede hacer que pueblos enteros se movilicen de forma discriminatoria en contra de algunas personas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario