domingo, 7 de abril de 2024

LA NIEBLA

El término hidrometeoro se aplica a los fenómenos atmosféricos producidos por el agua en cualquiera de sus estados. El vapor de agua ocupa un 4 % del volumen de la atmósfera cerca de la superficie terrestre y se encuentra ausente por encima de los 11 km de altura (tropopausa). Este vapor de agua pasa a la atmósfera por evapotranspiración, y luego el viento atmosférico lo transporta a capas superiores. Su característica esencial es que muestra una clara disminución con la altura y su gran variabilidad en el tiempo y en el espacio. Así, la concentración de vapor de agua es máxima durante los meses estivales y en las bajas latitudes, aunque existen excepciones como en los desiertos donde la humedad del aire es muy baja. Su papel es esencial puesto que, transfiere energía a la atmósfera en forma de calor latente de vaporación, tiene una gran capacidad de absorción de radiación de onda larga emitida por la superficie terrestre y son el origen de las nubes y de todos los hidrometeoros que podemos clasificar como: lluvia (lluvia de barro, llovizna, chubasco), nieve (nieve rodada o granizo blando, aguanieve), granizo (pedrisco, granos de hielo y de nieve), nube, niebla, neblina y bruma, rocío, cencellada, escarcha y verglás o carámbanos.

La orografía es la rama de la Geografía física que describe los accidentes naturales de la superficie terrestre. Estudia la evolución del relieve, y en su descripción toma como punto de referencia el nivel del mar. Los sistemas orógenos son los principales conjuntos montañosos emergidos del choque entre las diversas placas litosféricas. El relieve, además de configurar el paisaje, es en elemento básico a la hora de determinar los tipos de climas y microclimas, ya que no sólo afecta al régimen térmico produciendo una clara disminución de la temperatura del aire respecto al aumento de la altitud, sino que afecta a la circulación general atmosférica y modifica el régimen pluviométrico de una región. En España nuestros principales sistemas orográficos son los Pirineos, la cordillera Bética, Sierra Morena, la cordillera Cantábrica, el sistema Central y los montes de Toledo, el macizo Galaico-Leonés, cordillera Costero-Catalana, y el Teide.

La humedad atmosférica. Es la cantidad de vapor de agua existente en el aire, y su concentración depende de la temperatura, siendo más elevada en las masas de aire caliente que en las frías. Dicha cantidad de vapor de agua por unidad de volumen de aire varía mucho ya que el agua se puede encontrar en tres estados posibles. Su función principal es regular la temperatura terrestre. Además, los organismos vivos necesitan que el aire que respiran contenga una cantidad de humedad, y si disminuye por debajo del 30 %, se producen efectos perniciosos en las vías respiratorias, mucosas y piel. Se mide con el higrómetro, y se expresa mediante los conceptos de humedad absoluta, específica, o relativa del aire:

  • Absoluta: es la masa total (densidad) de agua existente en el aire por unidad de volumen y se expresa en gr/m3 de aire. La humedad atmosférica terrestre tiene un valor medio de 12 gr/m3, aunque puede variar entre los 0 y los 40 gr/m3.
  • Específica: es la masa de agua en estado gaseoso en un km de aire húmedo, y se expresa en gr/km de aire.
  • Relativa: representa la relación porcentual entre la cantidad de vapor de agua real existente en la atmosfera y la máxima que podría contener a igual temperatura.

La humedad absoluta y la específica aumentan en función de la temperatura, mientras que la relativa es inversamente proporcional a dicha temperatura al menos en las capas bajas de la atmósfera, donde su valor mínimo corresponde a las horas de mayor calor, y el máximo a las madrugadas.

La humedad que constituyen las nieblas tiene dos orígenes posibles, por difusión y pérdida de humedad del suelo y masas de agua superficiales, o por la condensación directa de la humedad atmosférica de las capas de aire situadas por encima. Caso en el que se hace necesario la existencia de pequeñas turbulencias con vientos no superiores a los 3 m/s, que permiten la mezcla entre ambas capas de aire, sin llegar a disipar las pequeñas gotas de agua al condensarse.

Nube. Es una masa de gotitas de agua o partículas de hielo diminutas que están en suspensión en la atmosfera. El diámetro de las gotitas de una nube está entre los 0,006 y 0,127 mm, pues las precipitaciones se producen a partir de este límite. La localización de las nubes varía desde muy próxima a la superficie terrestre (niebla), hasta más de 10 Km de altitud. Para que se forme una nube es necesario que el aire sobrepase un grado de saturación, pero no suele llegarse a estas concentraciones teóricas, pues la presencia de pequeñas y numerosas partículas sólidas en suspensión, reducen enormemente la concentración de partículas de agua necesaria para su acreción. Estas partículas se comportan como núcleos de condensación o reacción exotérmica, de modo que cuando se produce la condensación del vapor de agua se libera el calor empleado en su evaporación (unas 600 calorías por cada g de agua). Una vez alcanzada la saturación el aire ya no tiene capacidad para almacenar más vapor de agua, por lo que, si bien disminuye la temperatura y/o aumenta la presión atmosférica, la capacidad de la masa de aire de contener ese vapor desciende, originándose un excedente que pasa de la fase gaseosa a la líquida por condensación, o a la sólida por sublimación. (NUBES).

Tipos de niebla. La niebla es un fenómeno atmosférico producido por la suspensión en el aire, de gotas de agua de tamaño microscópico, pudiendo alcanzar grandes concentraciones, hasta constituir una masa y disminuir la visibilidad. Hay una variedad de situaciones en las que se puede crear niebla, pero todas se reducen a dos mecanismos principales, bien porque el aire se enfría bastante cerca de la superficie, si hay humedad suficiente disponible, hasta alcanzar el punto de rocío y pasar de la fase de gas a líquido, o bien porque se da la evaporación desde la superficie terrestre. Variables como el viento (dificulta su formación pues desplaza el vapor de agua y dificulta su capacidad para congelarse), la temperatura (entre 0 y 5º C aumenta su formación), la humedad relativa (superior al 95 % aumenta su formación), la presión, la topografía (sus principales efectos son los flujos bloqueados, y los flujos de ladera ascendentes y descendentes de los valles y montañas), y la nubosidad afectan a su formación.

Los frentes cálidos a veces lloviznan y es común identificar ambos fenómenos, sin distinguir entre llovizna y niebla (niebla llorona, meona o chorrera, nieblas húmedas y sujetas a ligeras precipitaciones). Las nieblas se pueden clasificar de dos formas:

  • Por visibilidad: Según los metros o Km que haya de visibilidad se clasificará como niebla densa, niebla, neblina o bruma.
  • Por la forma de saturarse el aire: Niebla de radiación, de valle, advección, inversión, elevación y de evaporación.

Las nieblas invernales tienen distintos comportamientos según donde se formen. Hay dos casos extremos y complementarios que son los sitios donde se dan muchos días de niebla que se deshacen cada mediodía y los que son más difíciles de formarse pero que cuando lo hacen pasan días sin ver el sol. En cuencas pequeñas el aire frío ocupa el espacio muy rápido ayudado por el aire que desciende por las vertientes por gravedad. De igual forma, en los valles pequeños, cuando sale el sol calienta el suelo y la niebla se deshace más rápido. Esto hace que las cuencas pequeñas tengan muchas más mañanas de niebla que los valles y cuencas grandes (en la cuenca del Duero, para llegar al punto de rocío se requieren muchos días de estabilidad para que el aire se estratifique. Estas nieblas quedan tan aisladas que para romperse debe llegar un frente tan potente como para que mezcle el aire y rompa la inversión).

Niebla. Se forma cuando el aire se enfría y alcanza su punto de rocío (temperatura a la que el vapor de agua se condensa en gotas líquidas). Esto ocurre cuando el aire húmedo entra en contacto con superficies frías, como el suelo o el agua. Durante la noche y en las primeras horas de la mañana, cuando la temperatura desciende, es común que se produzca niebla, sobre todo en zonas cercanas al agua. Durante los meses fríos, y en determinadas mañanas de verano, no es raro que aparezca niebla. Cuando se acumulan en zonas deprimidas de la orografía se llaman bancos de niebla. Con ella la visibilidad es inferior a un km (se considera espesa con una visibilidad inferior a 200 m, y densa si reduce la visión a unos metros). Es más común en las noches despejadas, cuando se da un enfriamiento radiactivo lo que provoca que la capa de aire en contacto con la superficie se enfríe. Puede alcanzar una gran intensidad, pero de poca persistencia, ya que su duración se encuentra muy condicionada por el viento y el ascenso de la temperatura, que aumenta paulatinamente desde la alborada.

El enfriamiento adiabático sucede cuando el aire húmedo asciende y se enfría adiabáticamente debido a la disminución de la presión atmosférica a medida que sube. Si este ascenso conlleva que el aire alcance su punto de rocío, se producirá la condensación y formación de niebla, siendo común en áreas montañosas.

La niebla se suele producir en zonas geográficamente deprimidas (valles y cuencas), y se considera un fenómeno local, ya que su formación y extensión dependen de las características de la masa de aire que queda cerca de la superficie en un área no demasiado extensa, abarcando desde unos cientos de metros hasta km de extensión. En general en los sistemas anticiclónicos el aire está casi estancado, lo que permite que las masas de aire adquieran la temperatura y humedad de la superficie donde reposa.

La niebla se puede formar por varias causas, que proceden de la condensación por mezcla de masas de aire o por condensación por evaporación. En el primer caso se forman cuando la masa de aire más húmeda es a la vez la más cálida. Se mezclan entonces las masas de aire y se forman unas nieblas de rápido desarrollo con gran densidad y espesor. Las nieblas de condensación por evaporación se producen cuando una masa de aire frío se encuentra sobre agua más caliente. La evaporación del aire de esta masa es muy activa y prosigue incluso después de estar el aire saturado. Se produce un exceso de vapor que provoca la condensación. Son las típicas nieblas de las estaciones frías sobre los ríos y lagos. Su espesor es pequeño, pero persistente.

Niebla de mezcla. Se produce cuando dos masas de aire con diferentes temperaturas y humedad se mezclan. Si la mezcla resultante alcanza su punto de rocío se forma la niebla. Es común en regiones montañosas.

Neblina. Se forma de manera similar a la niebla, pero es menos densa, con gotas más pequeñas y una visibilidad de uno a dos km. Se conoce bajo la denominación de neblina de otoño a aquélla que se produce cuando una masa de aire de características frías se desliza por encima de una superficie líquida de temperaturas más cálidas. Este hecho conlleva la condensación de la humedad existente y es un fenómeno característico de los lagos, durante las primeras horas de los días otoñales.

La neblina frontal se forma cuando la lluvia proviene del aire cálido y cae sobre el aire frío y estable. Si el viento es ligero, la evaporación de las gotas de lluvia puede saturar el aire cerca del suelo y crear niebla.

Bruma. Cuando la niebla comienza a condensarse y volverse más ligera se forma con partículas de agua casi imperceptibles y una visibilidad de dos a cuatro km. A menudo se forma por evaporación de agua (sobre todo del mar). Se produce cuando la humedad del aire comienza a condensarse, lo que favorece la aparición de pequeñísimas gotas, cuyo aspecto vaporoso produce una leve disminución de la visibilidad mediante un típico enturbiamiento de la atmósfera. La bruma de la costa contiene partículas minúsculas de sal, pero en zonas del interior contiene partículas secas de polvo o contaminación imperceptibles al ojo humano.

La calima. Se produce en áreas muy secas o zonas relativamente cercanas a los desiertos, ya que se produce, sobre todo, por arena o polvo en suspensión trasladado por el viento. En España es relativamente habitual (si hay viento del Este proveniente del Desierto del Sáhara) ver el cielo enturbiado tiñendo el ambiente de un color ocre o anaranjado que reduce la visibilidad.

Cencellada. Depósito de hielo constituido por diminutos cristales, que le confiere una típica coloración blanquecina al situarse sobre la superficie de objetos que se encuentran por debajo de 0º C. Estos cristales de hielo se acrecen usualmente a sotavento del obstáculo, al congelarse las diminutas gotas de agua que constituyen las masas de niebla. Origina llamativas formas y pueden desarrollar espesores considerables en ramas de árboles, tendidos eléctricos, etc. El fenómeno de la cencellada se agrupa junto con otros hidrometeoros como el rocío y la escarcha, así como dentro de las precipitaciones ocultas, ya que no ejercen una importancia decisiva en el total de las precipitaciones de una región. La niebla que genera los depósitos de hielo conocidos como cencellada es la niebla engelante (gotas que se congelan al contacto).

Niebla de radiación o irradiación (llamada así porque el suelo enfría el aire por la emisión de radiación infrarroja). Son las típicas nieblas estáticas que se forman en los valles y mesetas del interior peninsular, sobre todo, en los meses invernales. El enfriamiento nocturno junto al suelo, sin viento, da como resultado estos extensos bancos de niebla, y que bajo situaciones propicias son persistentes. El aire cercano a la superficie se enfría hasta el punto de rocío, creando pequeñas gotas de niebla que se extienden desde el suelo hacia arriba. El enfriamiento del suelo origina en un principio rocío, o escarcha (según se alcancen o no temperaturas por debajo de 0º C); y luego la aparición de estratos y bancos de niebla según se transmite paulatinamente el frío a capas de aire superiores. La niebla por radiación suele disiparse poco después del amanecer a medida que el suelo se calienta (la niebla se levanta), menos en:

Zonas de gran altitud donde el Sol tiene poca influencia en el calentamiento de la superficie.

Zonas donde hay una fuerte inversión térmica que impide que el aire frío y saturado se eleve y se mantenga condensado más tiempo. Se llaman nieblas de valle, al estar confinadas por la topografía y durar varios días en condiciones de calma invernal. La inversión térmica es el fenómeno en donde el aire frío queda confinado en las partes más bajas de la geografía de una zona, mientras que en las capas inmediatamente superiores existe un aire cálido. Esta situación provoca que aire no se renueve y forme niebla.  Si la inversión térmica afecta a una capa potente de aire, la radiación solar no eleva bastante la temperatura para evaporar toda la niebla, que acaba por reforzarse y perdurar varios días. Favorecen a la aparición de estas nieblas los suelos húmedos o los valles en los que queda estancado el aire. Se producen en periodos anticiclónicos con cielos despejados y condiciones de calma. Esto reduce la capacidad del aire para retener la humedad, permitiendo que se produzca la condensación y por tanto la niebla. Ligado a la inversión térmica, ya sea en el litoral o la montaña. Es muy usual el fenómeno conocido como mar de nubes, que se constituye como una formación brumosa muy cargada de humedad.

Niebla de advección. Se produce cuando grandes cantidades de aire cálido y húmedo se desplazan sobre un océano (niebla costera) o suelo frío con el que contacta. Es más común durante el día y puede ocurrir en cualquier estación por evaporación (proceso clave en la formación de nieblas frontales). El viento suave mezcla las zonas frescas con las cálidas conforme va avanzando la masa de aire, favoreciendo su crecimiento, ya que el enfriamiento va aumentando. De hecho, este mecanismo de producción de nieblas normalmente es más eficaz que la irradiación nocturna y da lugar a nieblas más extensas, espesas y duraderas. Las bajas temperaturas de la superficie conducen a temperaturas más bajas en las masas de aire húmedo. Esto aumenta su humedad relativa y hace que el vapor de agua en el aire se condense. En función del contraste entre el aire y el suelo son:

  • En verano se forman nieblas de mar cuando el aire cálido del continente sopla sobre la superficie más fresca del mar. En invierno se forman nieblas de tierra, cuando el aire templado y húmedo del mar invade las llanuras y mesetas más frías.
  • En invierno cuando el aire tropical que precede a las depresiones viaja hacia latitudes más altas (polos) se va enfriando de forma brusca y al entrar en los continentes se enfría todavía más y la visibilidad se reduce debido a la niebla. Son típicas en el Estrecho de Gibraltar porque las aguas del Mediterráneo están más calientes que las cercanas al Golfo de Cádiz que se abren al Atlántico.

Niebla de evaporación. Se forma cuando el aire frío y estable pasa sobre una superficie más cálida, por ello se suelen ver en las mañanas frescas sobre lagos o ríos. El agua más cálida se evapora y se eleva hacia el aire más frío, condensándose en pequeñas gotas de niebla. A menudo provoca niebla helada o escarcha. Esto suele ocurrir en otoño, cuando las temperaturas del mar siguen siendo relativamente cálidas, pero el aire ya empieza a enfriarse.

Niebla industrial. Se puede considerar como un tipo de nieblas de radiación que se acumula en zonas deprimidas del relieve terrestre (valles, hondonadas, depresiones, etc.) cercanas a grandes núcleos urbanos o industriales. La contaminación atmosférica originada por la actividad humana aparece, en la mayoría de las ocasiones, como consecuencia de los vertidos de enormes cantidades de partículas higroscópicas, que favorecen la creación de nieblas muy densas y persistentes. Este tipo de nieblas se caracteriza por su elevada densidad, en comparación con su baja humedad.

Niebla orográfica. Al ascender el aire húmedo por la ladera de una montaña se va enfriando, hasta alcanzar el punto de rocío, permitiendo que la humedad que contiene se condense y forme niebla en la ladera del viento (barlovento, al oeste), y por lo general cubre la cima. Si en lugar de ascender desciende el aire frío de una montaña la humedad se condensa en el valle y da lugar a la formación de nieblas mucho más amplias. Parecida a esta es la niebla de montaña, llamada así porque la base de la nube está más baja que la cima de la montaña. También se denomina así la nubosidad baja que cubre terrenos elevados.



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