La palabra fábula deriva del latín “fabula, fabulae”, y esta deriva del verbo “fabulo” que significa hablar.
La usaban trovadores, músicos, bardos y poetas medievales para transmitir oralmente las historias de la época. Los arqueólogos han encontrado ejemplos en tablillas de arcilla de la era mesopotámica, en las que se cuentan historias de animales astutos, malagradecidos o prepotentes.
En la era clásica grecorromana fueron muy comunes, especialmente las del griego Esopo, autor de muchas de las que aún hoy leemos.
Su ejemplo fue seguido por los romanos Horacio y Flavio Aviano.
En la Edad Media se continuó usando, pero los autores, generalmente, eran anónimos (temerosos de la inquisición).
El primer uso reconocido del término fábula se remonta al mundo anglo-franco del siglo XIV. En el Renacimiento alcanzó su punto más elevado, con autores como Jean de La Fontaine. Otros fabulistas célebres son, Esopo, Fedro, Iriarte, Samaniego, Cayo Julio Fedro, María de Francia, Ramón Llull, y Augusto Monterroso.
Una fábula es un relato (subgénero de la literatura narrativa), ficticio, sencillo y breve, escrito en verso o en prosa, y sus personajes, generalmente, son animales, plantas u objetos que presentan características humanas y desarrollan acciones y conductas cuyas consecuencias encarnan una lección.
Son narraciones que transmiten un mensaje de tipo ético, tradicional o moral, más o menos explícito en su moraleja final.
Características:
1-
Personajes. Es la propiedad más distintiva, ya
que casi siempre son animales humanizados o antropomórficos, aunque también
pueden ser plantas y objetos, incluso personajes humanos, que se mezclan o no,
con personajes animales, dando un tono alegórico a la historia.
Encarnan
arquetipos de valores o contravalores, actuando siempre como antagonistas, lo que
facilita la comprensión del aspecto a resaltar, ya que se usan elementos característicos
de los animales u objetos fácilmente comprensibles.
En las
fábulas de Esopo hay muchos animales que representan aspectos de la conducta
humana, y así el zorro es listo, astuto, oportunista y tramposo, el león
poderoso y orgulloso, el lobo traicionero, feroz y rencoroso, el perro inocente
y confiado, la hormiga trabajadora, la liebre presumida, la tortuga
persistente…
2-
Narrador. Es quien cuenta el relato como observador, no
participante en tercera persona, el ambiente de forma sucinta, y lo que sucede
a los personajes en un lugar y tiempo indeterminado, además actúa de
sancionador al dirigir la interpretación de los hechos.
3-
Estructura narrativa. Debido a su brevedad y propósito,
el relato es lineal, es decir, la historia se cuenta de principio a fin sin
saltos temporales que puedan arriesgar la comprensión del mensaje.
La fábula comprende pocos elementos narrativos, pues es un relato simple y directo. La clásica presenta una estructura doble, que consiste en una oposición fundamental, entre dos o tres personajes cuyas posiciones subjetivas suelen ser antagónicas, paradójicas o retadoras, luego, gracias a un evento imprevisto y breve, dichas posiciones suelen invertirse, para que cada uno de ellos aprenda una lección al ponerse en el lugar del otro. Esta estructura llamada de doble reenvío, por C. Vandendorpe, es muy común, sobre todo en las populares, en las que se aprecia una enseñanza moral muy clara. Se componen de tres partes:
- Inicio o presentación. En donde se presenta a los personajes, sus rasgos definitorios y los puntos iniciales del relato, como la ubicación geográfica, temporal, social, etc.
- Nudo o complicación. El desarrollo de la trama aquí conduce a una situación problemática, moral o ética, derivada de las características o de las acciones iniciales de los personajes. Suele aparecer aquí un desafío, una oportunidad o una disyuntiva.
- Desenlace o resolución. El final de la fábula sea feliz o infeliz, donde se producen las consecuencias de la elección tomada en la complicación, acabando con el enunciado de la moraleja o enseñanza final.
4- Brevedad. Son relatos breves
en prosa o en verso, que sintetizan de manera sencilla el argumento de una situación
humana, concentrando la atención del lector en pocas líneas para garantizar la eficacia
del mensaje. La brevedad narrativa contiene diálogos de estilo directo si el autor
reproduce las palabras de los personajes que hablan, e indirecto si se reproduce
la conversación entre dos personajes, pero no de modo textual.
5- Temas. En su mayoría,
tratan los defectos y vicios humanos en la interacción de los personajes, ilustrando
las consecuencias derivadas de tal proceder. Por la exposición de vicios y virtudes
que trata es maliciosa, irónica, reflexiva, graciosa y hasta triste. Los temas son
muy variados pues tocan el amor, el miedo, el poder, la vanidad, la muerte, el deseo,
la estupidez, la debilidad, la justicia y una larga lista de virtudes y contravalores
como la envidia, falta de empatía, arrogancia, avaricia, codicia, orgullo, etc.,
que retratan la esencia y el comportamiento de los sujetos en la sociedad.
6- Es un género popular.
Por la longitud, sencillez y simpleza, aunque posee una gran inventiva, riqueza
imaginativa y colorido, y está relacionada con la estructura de valores e intereses
socioculturales, por lo que suelen ser de transmisión oral.
7- Recursos literarios. Emplea mucho
la sátira, pero también la hipérbole, imágenes, comparaciones, personificaciones,
sinestesias, metáforas, aliteraciones, onomatopeyas, calambur, paranomasia, anáforas,
anadiplosis, concatenación, derivación, antítesis, dilogía, apóstrofe, epíteto,
ironía, etc.
Observa las palabras de
la liebre fanfarrona en la fábula de La liebre y la tortuga: la liebre aprendió
que no hay que burlarse de los demás [...]. La pereza y el exceso de
confianza no son buenos compañeros para alcanzar nuestros objetivos.
Esopo usa con frecuencia
el dialogismo. También describe el carácter, las acciones o las costumbres
de un personaje, al usar la etopeya, como se observa en la fábula “El asno y la
perrita faldera”: Los celos pueden ser muy dañinos. Al atribuir a los animales,
plantas u objetos acciones y cualidades propias del hombre se usa la prosopopeya,
como se observa en la fábula “Las ranas pidiendo rey”, de donde se deduce que, al
elegir gobernante, es mejor uno sencillo y honesto, que otro emprendedor y corrupto.
8- Propósito pedagógico
y carácter moralizador. Detrás del relato siempre está la intención de ofrecer
una enseñanza, a través de la crítica a ciertos comportamientos o actitudes
que se consideran malos. Aunque se reconoce que la escala de lo que es bueno o malo
varía dependiendo de la cultura, colectivo y época, generalmente la fábula lidia
con aspectos más universales del comportamiento humano en sociedad, además son atemporales,
es decir, no obedecen a un contexto histórico específico, sino que pretenden la
universalidad, y son un gran instrumento para incentivar la lectura. Es probable
que los primeros métodos de enseñanza (sobre todo cívica, moral o religiosa) consistieran
entre otras cosas en fábulas y relatos semejantes. La fábula siempre sanciona a
los personajes que incurren en el vicio o el pecado, es decir, siempre se ocupa
de darles un castigo ejemplarizante que sirva para la enseñanza de la virtud correlativa,
a fin de extraer de ellos una enseñanza moral o ética.
9- Moraleja. Como todo texto
literario, busca dejar un mensaje, que casi siempre es explícito en una pequeña
oración, aunque puede no aparecer. La moraleja es una enseñanza moral puesta en
evidencia a partir de la sucesión de los hechos del relato. Por ejemplo, la fábula
El labrador y el lobo de Esopo
(moraleja: Si el azar te da trabajo, deja artimaña y relajo).
La moraleja puede estar al principio o al final, y es la enseñanza, moral o ética, que el lector obtiene al acabar su lectura. Esta invita a seguir unas conductas y razonamientos, pero juzga o desaconseja otras, consideradas negativas o reprobables. Suele estar enunciada por el narrador y expuesta de un modo explícito mediante un texto breve que la resume a modo de conclusión.
Tipos
Existe una gran variedad
fábulas, pero todas tienen un criterio de clasificación, y los principales son:
De situación: son las que contienen
dos momentos:
Un personaje se
halla en problemas.
Otro verbaliza
su desgracia, aun cuando no incide en el desarrollo del relato.
Agonales. Son relatos de
confrontación de conductas u opiniones entre los protagonistas, o entre el protagonista
y el antagonista. A medida que transcurren se premia a un personaje y se castiga
a otro, estableciendo así la enseñanza. Se estructuran en tres partes:
Exponen a un personaje
frente a un dilema.
Otro personaje
antagoniza y representa una segunda posición.
La situación se
evalúa y sanciona.
Mitológicas. Son las fábulas
que recogen el contenido religioso o místico de una cultura o grupo humano específico.
De animales. Tienen como protagonistas
a seres del reino animal, a los que se les provee de rasgos humanos (habla o inteligencia)
y se los ubica en situaciones posibles de la vida cotidiana de las personas.
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