sábado, 23 de diciembre de 2023

LA COMUNICACIÓN

  

Comunicarse es intercambiar mensajes entre individuos, para dar a conocer los conocimientos o ideas a otros. Esta comunicación sólo es posible con un sistema establecido, compartido y comprendido por todos los miembros de un mismo grupo.

En todo proceso de comunicación hay tres momentos:

  • La idea del comunicador o emisor.
  • La expresión formal o codificación de la idea para elaborar el mensaje o señal.
  • La interpretación o decodificación del receptor que recibe el mensaje.

Para que exista comunicación es necesario:

  • Emisor que codifica y transmite el mensaje.
  • Receptor que decodifica el mensaje, y a quien se dirige la comunicación.
  • Mensaje, con un código o signos y reglas comunes al emisor y el receptor, y arbitrario.
  • El ruido o factor que dificulte impida o afecte a cualquiera de los elementos en el proceso de comunicación.
  • Canal o medio físico a través del que se transmite y llega el mensaje (el aire para la voz; las ondas en la radio).
  • El contexto o circunstancias que rodean un hecho de comunicación, y contribuye a su significado (tomo = bebo/volumen).

 

Para enviar un mensaje se utiliza un código común al emisor y receptor que puede ser: lingüístico (palabras) el más completo y preciso, y no lingüístico o de símbolos (notas musicales, formas, colores, gestos, fotos, emoticonos sonidos y señales).

De acuerdo a la intención del emisor, el mensaje puede ser:

  • Expresivo, transmite emociones y sentimientos a través del cuento, novela, poema, obras teatrales.
  • Informativo, transmite información a través de periódicos, libros, enciclopedias, revistas.
  • Apelativo, trata de convencer al receptor a través de propagandas, discursos y reglamentos.

 

La semiología es la ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida social. Su fundador, Peirce, estableció diversas calificaciones de signos y distingue:

Índices o indicios. Son signos que tienen conexión física real con el referente u objeto al que remiten, como los signos que señalan un objeto presente o la dirección en que se encuentra (una flecha, un dedo señalando …); los que rotulan los objetos designados en otro código (pie de foto…); los naturales de objetos o seres vivos (huella de una pisada, el humo indicativo de fuego, la palidez de una persona…).

Iconos. Son signos que tienen alguna semejanza con el referente, como los cuadros, esculturas figurativas, fotografías, dibujos animados, caricaturas, onomatopeyas, mapas, planos, o los gráficos que visualizan proporciones.

Símbolos. Son signos arbitrarios, cuya relación con el objeto es sólo convencional. El símbolo no tiene que parecerse ni guardar relación con lo que designa (alfabeto, anotación clínica, signos matemáticos o banderas).


Existen dos formas de representar el signo que, sin ser contradictorias, corresponden a enfoques diferentes, además de las discrepancias, sobre si se debe incluir o no el referente en el concepto de signo:

A. Los partidarios de la no inclusión (Saussure) argumentan, que hay signos que carecen de referente. Consta de una parte material o significante y de otra inmaterial o significado, ambas recíprocamente unidas, y lo define como una entidad psíquica de dos caras:

  • El significante constituido por la sucesión inmutable de sonidos (fonemas), o letras en la escritura.
  • El significado es lo que el significante evoca en la mente (concepto) cuando lo oímos o leemos.

El signo lingüístico posee cuatro características:

1.   Es arbitrario e inmotivado. La relación entre el significante y el significado es convencional, así el concepto que expresa la palabra casa (significado) no tiene ninguna relación natural con la secuencia de sonidos [kása] (significante). Es un acuerdo tácito entre hablantes, ya que en otras lenguas se usan palabras distintas para referirse al mismo concepto (house; home).

2.      Carácter lineal del significante, pues se desarrolla en el tiempo (tarda en pronunciar) y el espacio (ocupa al escribir).

3.      La mutabilidad e inmutabilidad del signo. Desde el punto de vista:

a.      Diacrónico (evolución a través del tiempo), es mutable y puede cambiar o desaparecer.

b.      Sincrónico (en un momento determinado) el signo no cambia ni se modifica, es inmutable.

4.      La doble articulación del signo:

a.      La primera articulación descompone el signo en monemas (unidad mínima e indivisible con significante y sgdo.).

b.      En la segunda articulación, cada monema se articula en fonemas o unidades más pequeñas carentes de significado (unidades mínimas con significante, pero sin significado).

 

B. Los que consideran necesario mantener el referente (Ogden, S. Peirce) lo incluyen, y dicen que:

Hay dos clases de signos, los que se refieren a cosas y los que se refieren a relaciones, y el concepto de referente se aplica sólo a las cosas. El referente abarca no solo el mundo real, sino cualquier universo posible (el centauro no existe en el mundo real, pero podemos imaginarlo). El referente no tiene por qué ser un objeto material, ya que el referente de justicia, por ej., está en las acciones justas que tienen lugar.

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