viernes, 3 de noviembre de 2023

CORVIT CUENTO

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5 nov 2010

EL CUENTO DE CORVIT.

Era una hermosa mañana del mes de octubre, cuando Corvit se levanta y como de costumbre, abre la ventana de su cuarto y empieza a notar ese olor característico de las tierras castellanas, tan repletas de tierra y paja.

A lo lejos divisa un tractor, que posiblemente esté sembrando cebada, ya que es el cereal que más se cultiva por esas tierras de España.

Apoya sus brazos sobre el alfeizar de la ventana y se pone a contemplar el plano del horizonte, roto por el perfil del silo (edificio diseñado para almacenar grano) de un pueblo cercano, la silueta de una montaña, conocida como el teso de Almenara, el contorno de la casa del tío Maragato, y una mezcla de colores, amarillos y naranjas que desvelan que a las hojas les va faltando la clorofila, los rojos y lilas que protegen las hojas del frío y los marrones cálidos, que hacen que a ciertas horas del día, nos parezca que nos ilumine una luz roja, todos ellos formando una hilera que puebla la ribera del Valderaduey, afluente del Duero en su margen derecha, y aún mucho más alejados, se divisa, una riada de infernales aerogeneradores (los famosos molinos de viento) que encumbran y ensombrecen el paisaje de día y que por la noche sus luces chispeantes estropean la observación del cielo, otrora limpio y natural.

Cuando pensaba en la caminata cotidiana que se iba a dar, oyó cantar a un pájaro y pensó que era una Sylvia atricapilla, una Curruca capirotada. Corvit conocía muchas aves y plantas pues como vivía en plena naturaleza, estaba muy familiarizado con ellas. De repente, la ve saltando de rama en rama picoteando, y es cuando confirma que es una curruca capirotada macho, porque tiene negra la cabeza por encima de los ojos (la hembra lo tiene pardo), su plumaje gris, alas pardas y patas oscuras.

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Es entonces cuando su madre, que se había enterado que ya se había levantado, por el ruido que la ventana hace al abrirla, ya que siempre había que darle un golpecillo a la hoja, ya que las maderas se agarraban un poco en el marco y con ese golpecillo de gracia, los batientes de la ventana se soltaban del marco sin ningún problema, le llama para que baje a desayunar.

No es que tuviera prisa para ir al colegio, ya que Corvit no iba, a pesar de estar en edad escolar, simplemente era porque tenía que empezar bien el día y lo primero que había que hacer después de lavarse y vestirse, era desayunar.

Como todos los días fue escueto en el desayuno, pues aún estaba algo dormido, y no solía comer mucho, y como muchos días se acostaba tarde, ya que se entretenía con algún juego en el PC, su ventana a la socialización.

Después de desayunar, salió de casa, cogió una varita y se fue de paseo, para ver lo que le había parecido un tractor sembrando, para poder observar, como las palomas estaban pendientes, para ver si algún grano quedaba sin cubrir de tierra y entraría a formar parte de un buen desayuno de cereales, de una de las muchas palomas que revoloteaban alrededor del sembrador y su máquina. Además de camino iba a observar la comida que el día anterior había puesto en un lugar estratégico, pues es ahora en el otoño, cuando la naturaleza brinda cantidad de bayas a las aves, ya que estas necesitan un mayor aporte de comida para hacer frente al invierno que se avecina.

De pronto le llama la atención algo que no conocía… toma la senda hacia la casa del tío Maragato, un camino del que ya se habían borrado para siempre las huellas de los carros tirados por fuertes mulas, pues sobre él habían crecido las malas hierbas, algún que otro diente de león (Taraxacum officinale) y muchas zarzas (Rubus ulmifolius), que poblaban las tapias de uno y otro lado del camino.

…bueno, y ya por la tarde cuando el sol se había recogido y se acababa el disfrute de la naturaleza viva, empezaba la parte del día que más le gustaba, y que consistía en modificar condiciones y propiedades de los juegos que a veces le absorbían.

…y como esto empezó siendo un cuento y no quiero que acabe en una historieta, colorín colorado el cuento de Corvit ha terminado.

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